NIVEL DEL MAR.
LA SALIDA.
¡Salir por fín, salir
a glorias, a rocios
-certera ya la espera,
y a fatales los ímpetus-
Resbalar sobre le fresco
Dorado del estío
-¡Gracias!- hasta oponer
a las ondas el tino
gozoso de los músculos
súbitos del instinto,
lanzar, lanzar sin miedo
los lujos y los gritos
a través de la aurora
central de un paraíso,
ahogarse en plenitud
y renacer clarísimo,
-Rachas de espacios vírgenes,
acordes inauditos-
feliz, veloz, astral
lígero y sin amigo!
PLAYA.
(NIÑOS)
Este sol de la arena
guía a manos de niños,
las manos que a las conchas
salven de los peligros
Conchas bajo la arena
tienden hacia los niños,
niños que ya hacia el sol...
pero el sol rectilíneo
viene. Los rayos, vastos
arriba, tan continuos
de masa, deslizándose
llegan aunque sus visos,
sin cesar rebotando
de ahincos en ahincos
de ondas, se desbanden.
Aquí, por fín tendidos
se rinden a las manos
más pequeñas. ¡Oh vínculos
rubios! Y conchas, conchas.
Acorde, cierre, círculo.
ARENA.
Retumbos. La resaca
se desgana en crujidos
pedregosos. Retumbos.
un retroceso arisco
se derrumba, se arrastra.
¡Moliece en quiebra, guijos
en pedrea, tesón
en contra! De improviso,
¡alto!
¿Paz?
Y una ola
pequeña cae sin ruido
sobre la arena, suave
de silencio. ¡Qué alivio,
que sosiego, silencio
de siempre, siempre antiguo!
porque Dios, sin edad,
tiene, ante sí los siglos
sobre la arena duran
calladamente ñimpios.
Retumbe el mar, no importa.
El silencio allí mismo.
PLAYA.
(INDIOS).
Conchas crujientes, conchas,
conchas del paraíso.
Las descubren, perdidas
para los dioses, indios.
Entre arenas los llaman
tornasoles amigos
¡Cómo fulgen y crujen
conchas, arenas, indios,
todos a una, voces
ondeadas con visos!
En ondas, van y crecen
apogeos, demonios
y la fascinación
triunfante de los indios.
¡Oh triunfos! Y se combinan
en un vaiven. ¡Oh tino!
de la prisa al primor,
del primor al peligro.
Y lanzan vivas, vivas
refulgentes, los indios.
OLEAJE.
Pulsación de lo azul:
desnudez en activo.
Un aleteo blanco
se vislumbra, latido
de frescor en relumbre
por entre arranques vivos
-sí, gozan- á compás
de un pulso. No hay abismo.
¡Cuanto sol, sol y yo!
nuestro el poder. ¡Qué brincos!
Alegrias de peces
saltan sobre los riscos
-soy, soy, soy- de una crisis
de cima en vocerío.
Cárdenos ya, los verdes
se atropellan. Perdidos
los aleteos. Fugas
ya planas.
¿El abismo
Tal vez?
Vuelve la espuma:
Rotación de dominio.
JORGE GUILLEN.
Jorge Guillén Álvarez, Nacio en Valladolid, 18 de enero de 1893 - M. en Málaga, 6 de febrero de 1984 fue un poeta y crítico literario español, integrante del Grupo Poético de 1927.
No hay comentarios:
Publicar un comentario