EL
SOLDADO MUERTO.
Los
infinitos cielos elevan los ojos
en
su rostro absoluto y ciego
Y
la brisa besa ahora su boca
Que
nunca más nadie ha de besar.
Tiene
aún dos amnos cóncavas
de
posesión de impulso de promesa
De
sus hombros se desprende una espera
que
dividida en la tarde se dispersa.
Y
la luz, las horas, las colnas
son
como llanto, en torno a su rostro
Porque
él fue jugado y fue perdido
y
en el cielo pasan aves repentinas.
(De:
Mar Novo)
HEME
AQUÍ.
Heme
aquí
Habiéndome
despojado de todos mis mantos
Habiéndome
separado de adivinos magos y dioses
Para
quedarme sola ante el silencio
Ante
el silencio y el esplendo de tu faz.
Pero
tú eres de todos los ausentes el ausente
Ni
tu hombre me apoya ni tu manto me toca
Mi
corazón baja las escalas del tiempo donde no moras
Y
tu encuentro
Son
planicies y planicies de silencio.
Oscura
es la noche
oscura
y transparente
Pero
tu rostro está más del tiempo opaco
Y
yo no habito los jardines de tu silencio
Porque
tú eres de todos los ausente el ausente.
(De:
Livro Sexto)
MEDITACIÓN
DEL DUQUE DE GANDÍA SOBRE LA MUERTE DE ISABEL DE PORTUGAL.
Nunca
más
Tu
faz será pura, limpia y viva
Ni
tu andar como onda fugitiva
Se
podrá en los pasos del tiempo tejer
Y
nunca más daré al tiempo mi vida.
Nunca
más serviré a señor que pueda morir
La
luz de la tarde muestra los destrozos
en
tu ser. Y en breve la putrefacción
Beberá
tus ojos y tus huesos,
Tomando
tu mano con su mno.
Nunca
más amaré a quien no pueda vivir siempre
Porque
yo amé como si fueran eternos
la
gloria, la luz y el brillo de tu ser,
te
amé en verdad y transparencia
Y
ni siquiera me queda tu ausencia
Eres
un rostro de náusea y negación
Y
yo cierro los ojos para no ver.
Nunca
más serviré a señor que pueda morir.
(De:
Mar Novo)
Sophia
de Mello Breyner Andresen.
Nació
en Oporto el 6 de noviembre de 1919 y falleció en Lisboa el 2 de
julio de 2004.