SEPELIO.
“Ved
lo que el mundo decia,
viendo
el feretro pasar”.
Campoamor.
...¡Cuántas
mujeres, cuando muera,
se
acordarán, tal vez de mí!
(A
Inés la quise en la escalera,
y
a Juana en un chiríbitil).
¡más
todo en vano!...¡Oh, qué agorera
la
última farsa hecha en latín,
junto
al cochero de chistera
senatorial
ebrio de anís!...
Malos
discursos, tres coronas
¡y
yo indefenso,!...Las personas
graves
dirán:-¿De qué murió?
Mientras
que Luisa, Rosa, Elena,
podrán
decir:-¡Oh, qué alma buena!
Pensando
a solas:-¡Fue un bribón!
DE
SOCIEDAD.
La
esposa del banquero, flaca y fría,
que
hace música. Yo
junto
al Pleyel, tenía
toda
la flema de un anglosajón.
Se
prolongaba con alevosía
y
premeditación
la
sonata. Mi tedio me decía
bostezando:
¿Por qué no anda el relog?
Y
luego, para colmo
de
peras en el olmo,
tuvimos
que aplaudir.
A
la señora del señor pudiente,
pensando
injustamente:
¿pero
por qué Mozart no fue albañil?
A
UN CONDISCÍPULO.
“El
hombre es digno
de
sus propias obras”.
Baronesa
de Wilson.
¡Qué
situación la tuya!...¡Qué situación la mía!
Los
dos fuimos alumnos de griego y del latín,
y
desde aquellos años de olimpica alegría,
tú
no pasaste nunca de ser un adoquín.
Más
hoy por un prodigio quizás de hechicería,
ya
eres académico, tu casa es un jardín,
y
sabiamente preñas de duros la alcancía,
mientras
que tu cofrade no guarda ni un chelín...
Después
surgió el político. Yo apenas soy un cero.
Viajas
en automóvil. Y yo por mi sendero
cabalgo
en Rocinante sin humos de chofer.
Siempre
andas por la calle más serio que un cerrojo.
Y
yo, cuando te encuentro, con qué efusión te acojo
con
una de las cáusticas sonrisas de Voltaire...
(El
tuerto López) Nació y murió en Cartagena (1883 – 1950).