Quiero
un diablito como tú,
que
me ensalce y me mime.
Que
me muestre las puertas
del
infierno o del cielo.
Quiero
un diablito como tú...
con
cara de ángel
y
sentimientos negros.
Quiero
que tú te vistas de demonio
con
la cola y los cuernos
y
ese tremendo corazón
dentro
del pecho.
Un
lucifer con alas.
Y
o quiero un diablo así.
Para
fundirme
en
el ardor de mis deseos muertos
Diablo
mío,
si
acaso me equivoco,
no
me apartes del cielo.
Puedo
vivir en mí...
Puedo
vivir en mí
desde la punta de mi pelo negro
hasta el negro charol de mis zapatos.
Puedo hundirme en mi ser.
Puedo habitarme y abrirme y florecer
hasta saciarme de mi conocimiento,
de mi angustia,
de mi tristeza errante.
Puedo andar siempre sola
hasta dejar mi sombra
en cualquier parte.
Puedo, si lo preciso,
hasta dejar de amarte.
Si he de pensar en ti
para poder hallarme
quiere decir que tres cuartos de vida
se han muerto en ese instante.
desde la punta de mi pelo negro
hasta el negro charol de mis zapatos.
Puedo hundirme en mi ser.
Puedo habitarme y abrirme y florecer
hasta saciarme de mi conocimiento,
de mi angustia,
de mi tristeza errante.
Puedo andar siempre sola
hasta dejar mi sombra
en cualquier parte.
Puedo, si lo preciso,
hasta dejar de amarte.
Si he de pensar en ti
para poder hallarme
quiere decir que tres cuartos de vida
se han muerto en ese instante.
DOMINGA
PALACIOS. (1926)
—Emma Gutiérrez de Arcila— (Manizales, 1926). Del grupo fundador de la Casa de la Cultura de la capital caldense en 1960. Libros: |Azul definitivo (1965); |Tiempo de chicharras (1990) y |Del lado cinco de mi corazón
(1995). En el prólogo de éste, dice Armando Morales: «Su obra tiene
singularidad, entendiendo esta afirmación como la resultante de la misma
insularidad en que eligió situarse para transgredir el contenido y el
continente del lenguaje, y mostrar un ser humano que se debate entre la
soledad, la rutina y el dolor. Sin embargo, su poesía no es estridente,
aunque la haya escrito entre ese torbellino de las violencias de todo
orden que ha padecido el cuerpo de la patria... También se advierte a
través del entramado de sus textos la circulación —sotto voce— de un
agudo, sutil y sonreído humor, que a la vez que crítico es
peligrosamente juguetón, como todo verdadero humor que en definitiva es
una sucesión de desgarramientos. Por eso mismo su escritura está tocada
de una sincera postura humana».
Hermoso poema. Ritmo, armonía, colorido.
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