REMITIENDO
A UNA DAMA UNAS FRUTILLAS.
Décimas.
A
ti, Reyna de las flores
Justo
es que paguen los frutos
Como
debidos tríbutos
Sus
sabores, sus olores.
Para
mendigar sabores
Y
para beber dulzuras
Buscan
las prisiones puras
De
esos tus purpúreos labios
Por
ser dulces sin resabios
De
acideces o amarguras.
No
pueden ellos prestar
Dulzura
alguna a tu boca
Pues
sólo a tus labios toca
Dulzuras
al Hibla dar
Cuando
a tus labios llegar
Bien
las abejas pudieran
Donde
dulzuras bebieron
y
produjeran panales
Que
néctares celestiales
Con
sus dulzuras vencieran.
Esos
labios, lisi mía,
Distilan
tan pura miel
Que
hace, que parezca hiel
Lo
dulce de la ambrosía.
Perdona
pues la osadía
Con
que a ellos las frutas van
Que
si insípidas están
Con
tu boca comparadas,
Mas
ellas almibaradas
En
tu boca quedarán.
A
UNA DAMA INCONSTANTE SE REMITE CON UNOS VASOS DE HELADOS ESTE SONETO.
Aunque
hilo tu pecho, fiera ingrata,
Para
matarme a mí no necesita,
No
te admires que hielo te remite
Quien
de pagarte en tu moneda trata.
Con
hielos tu desdén hoy me maltrata,
Cuando
mi amor más fino se acredita,
Mas
ya vengarse en nieve solicita
Porque
a ella muera quien con ella mata.
Con
eso advertiras noble madona
Que
ha vencido a mi fuero ya tu hielo.
Mas,
¡ay! Que en el que envío va la llama.
Y
es incendio la nieve que congelo:
Porque
también en nubes, cuando brama
Rayos
oculta entre granizo el cielo.
FRANCISCO
ANTONIO VÉLEZ LADRÓN DE GUEVARA.
(
1721 - 1781)
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