A Luiz
Moro.
Muchas veces la mesa
sueña con haber sido un animal.Pero si hubiera sido un animal no sería una mesa.
Si hubiera sido un animal se habría echado a correr como los demás
cuando llegaron las motosierras a llevarse los árboles que iban a ser mesas.
En la casa una mujer viene todas las noches
y le pasa un trapo tibio por el lomo como si fuera un animal.
Con sus cuatro patas la mesa podría irse de la casa.
Pero piensa en las sillas que la rodean y un animal no abandonaría a sus hijos.
Lo que más le gusta a la mesa es que la mujer le haga cosquillas
cuando recoge las migajas de pan que dejan los niños.
JUAN CARLOS GALEANO.
Florencia, Caquetá, Colombia, 1958.
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