lunes, 1 de febrero de 2016

RETRATO DE MI AMADA. / JOSÉ LIBARDO PORRAS V.

RETRATO DE MI AMADA.

Mi amada no espera de mí que gane dinero y trepe: prefiere esa otra forma de
ascensión que es como subir a las terrazas de la infancia, como hundirse en un
sueño.
Mi amada es una nave enorme de maderas resinosas en la cual me he embarcado
con los animales mansos y bravíos de mi sangre, con mis pertenencias.
Como un cuervo he volado fuera de ella, pero no he hallado donde posarme,
Como una paloma he volado fuera de ella, pero no he hallado donde posarme.
Un granero embrujado es mi amada: cuanto más devoro su trigo magnífico más crece
mi hambre y el grano más se multiplica;
Su cuerpo siempre incendiado me entrega una música inaudible: en su silencio, como
en los rieles, escucho al tren que nunca llega.
Donde posa su amno se habre una herida de dolor sulce y lento, brota el agua,
f lorece un canto.
Sal y azúcar, mi amada, comunión y ruptura.
Es cal y es arena.
Es como encender la luz. Es como enender las tinieblas.
Abro muy bien los ojos; me gusta verla por fuera.
El verla por dentro lo dejo para cuando no estamos juntos o yo estoy dormido.

JOSÉ LIBARDO PORRAS VALLEJO.
Támesis, Antioquia, Colombia, 1959.

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