Elizabeth
Alexander (nació el 30 de mayo 1962) es una poeta estadounidense,
ensayista, dramaturga y es una profesora Thomas E. Donnelley de
Estudios Afroamericanos, en la Universidad de Yale.
El
20 de enero de 2009, en la posesión presidencial de Barack Obama,
Alexander recitó el poema " Canción de Alabanza para el Día",
que compuso para la ocasión. Ella se convirtió en la cuarta poeta
en leer en una posesión presidencial estadounidense, después de
Robert Frost en 1961, Maya Angelou en 1993 y Miller Williams en 1997.
El
anuncio de su selección fue recibida favorablemente por sus
compañeros poetas Maya Angelou, Rita Dove, Paul Muldoon, y Jay
Parini, que la exaltaban como "inteligente, profundamente
educada en las tradiciones de la poesía, fiel a sus raíces, que
responden a la cultura negra. "La Fundación Poesía también
elogió la elección, "Su selección afirma un lugar central de
la poesía en el alma de nuestro país."
Aunque
la selección del poeta ampliamente desconocida, que era una amiga
personal de Obama, fue alabado, el poema verdadero y la expresión
oral se encontraron con una mala recepción. El Chicago Tribune, el
editor de Los Angeles Times Book, y la mayoría de los críticos
encontraron que "su poema era demasiado parecido a la prosa,"
y que "su entrega [fue] insuficientemente dramática." El
Minneapolis Star-Tribune encontró el poema "aburrido,"
burocrático "y encontró que demostró que" el lugar del
poeta no está en la plataforma, pero en la multitud, que ella debe
hablar no para el pueblo, sino a ellos ".
Canción
de Alabanza para el Día.
(Praise
Song for the Day)
Cada
día vamos ocupados en nuestros negocios,
caminando
pasan unos y otros, captando o no los ojos
uno
del otro, por todas partes se habla o se está hablando
Todo
alrededor nuestro es ruido. Todo alrededor nuestro es
ruido
y zarza, espino y barullo, cada uno
de
nuestros antepasados en nuestra lengua.
Alguien
está cosiendo un dobladillo, zurciendo
un
agujero en un uniforme, reparando un neumático,
reparando
las cosas que necesitan reparación.
Alguien
está tratando de hacer música en algun lugar
con
un par de cucharas de madera sobre un tambor de petróleo,
con
el violoncelo, con un equipo de sonido, armónica y voz.
Una
mujer y su hijo esperan el autobús,
un
agricultor contempla el cielo cambiante.
Un
profesor dice, saca tus lápices. Comienza.
Nos
encontramos mutuamente en palabras, palabras
espinosas
o suaves, susurradas o declamadas,
palabras
a considerar, reconsiderar.
Atravesamos
caminos de tierra y carreteras que marcan
la
voluntad de alguien y entonces otros, que dicen
necesito
ver que hay al otro lado.
Conocer
que hay algo mejor en el camino.
Necesitamos
encontrar un lugar donde estemos seguros.
Caminemos
en aquel que no podemos aún ver.
Decirlo
claro que muchos han muerto para este día.
Cantar
los nombres de los muertos que dejamos ahí,
que
tendieron las vías del tren, levantaron los puentes,
recogieron
el algodón y la lechuga, construyeron
ladrillo
a ladrillo los edificios relumbrantes
ellos
podrían entonces mantenerlos limpios y trabajar en el interior.
Canción
de alabanza por la lucha, canción de alabanza por el día.
Canción
de alabanza por todos los que firmaron la carta a mano,
los
que entendieron en las mesas de la cocina.
Algunos
viven por amor al prójimo como a tí mismo,
otros
por lo primero que hace sin hacer daño a sin tomar
más
de lo que necesita. ¿ Y si la palabra más poderosa es el amor?
El
amor va más allá del amor conyugal, filial, ciudadano,
que
el que proyecta un foco de luz ampliado,
el
amor no necesita apoderarse de un motivo de queja.
En
el intenso destello de hoy, en este aire invernal,
cualquier
cosa puede ser hecha, alguna sentancia inicia.
Sobre
el borde, en el extremo, en la cúspide,
una
canción de alabanza para caminar adelante de esa luz.
Elizabeth
Alexander.
Fuente: Wikipedia.
Versión
al español por:JUAN DIEGO
AMOROZ ETXABARRIA.®
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