lunes, 14 de septiembre de 2015

EL CAN-CAN DE LA TARDE. / Alfonso Carvajal.

El Can-Can de la tarde.

El viento es rápido con sabor a huracán
las palabras y las piedras conviven en un solo jardín.
El cielo ha cerrado sus compuertas negras
en el rostro destrozado de la tarde.



Una hilera de vagones infinitos
cruza el paisaje de piedra
y al borde del mundo
el sol como un tomate se jacta de madurar.



Todo late, todo tiene rostro de carbón
de ceniza, de monstruo pequeñito.
Los últimos alaridos del sol caen como pájaros suicidas
en las espaldas adormecidas de los tejados.

ALFONSO CARVAJAL
Cartagena, Bolivar, Colombia, 1958.

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