lunes, 28 de marzo de 2016

POEMAS DE MARUJA VIEIRA III.

LA VOZ DE SIEMPRE.

Rota la última amarra
tienen ya diferente color -de mar-
las lágrimas



Aquí estuvo la tierra fértil,
alta de espigas.
El surco del arado se borra entre la arena.
Me cerca un viento árido, donde ha muerto
el sonido.



Tengo la voz de siempre,
con tu nombre en raíces de árbol talado
y seco.

BREVE POEMA DEL ENCUENTRO.

Me detengo a la orilla de la tarde
y busco las palabras olvidadas.
Los antiguos colores de la tierra,
la huella luminosa de los árboles.



Estas aquí. Sonríes a mi lado
bajo la rama azul que se deshace
es un pequeño cielo caminante.
Otra rama -de oro- está en mi mano.



Hablo contigo como siempre. Cálidas,
amorosas, las sílabas desgranan
un lento surtidor de agua tranquila,
sobre el silencio de la piedra blanca.

EL NOMBRE DE ANTES.

No es fácil ercribir
el nombre de antes.



Es como volver a un traje antoguo,
unas flores, un libro,
un espejo, amarillos por los años.



Con aquel otro nombre
era como tener entre las manos
toda la luz del aire.



Ahora vuelvo
a mi nombre de antes.
Mi nombre de ceniza,
el que anduvo conmigo por el tiempo
y por las soledades.



Ahora estoy frente a mí, frente a mi nombre,
con la fría y terrible sensación de regreso
que conocen los náufragos.



Pero escucho una risa y unos alegres pasos.



Todo no se ha perdido.
Aquí estoy otra vez, frente a la vida,
con mi nombre de antes.

POR TÍ.

Por ti cayó esta hora desde el tiempo,
como una fina gota de silencio.



Por ti este libro entre mis manos,
como quien abre el arca de la infancia
y entre muñecas rotas y retratos
encuentra algo buscado inútilmente.



Ayer estaba triste.
Anoche florecieron las magnolias.
En el arca del sueño y de la infancia
encontre tu recuerdo.

LUNA DE MAYO.

Viene mayo,
con sus noches de luna y sus hogueras.



Viene con tu recuerdo.



Tu recuerdo es el río de la playa,
tibia espuma y arena.
Tu recuerdo me toca las mejillas
con un roce de labios insistentes.
Y todo vuelve a ser amor y llamas,
espuma y olas verdes.

ESTA TARDE.

Esta tarde
todos miran la lluvia.



Aquí hay un árbol
y unas columnas blancas.



Donde va mi recuerdo
hay flores como espadas de amatista
y los hombres caminan en silencio.



Auí la lluvia lanza
cada vez más de prisa
sus dados transparentes,
para ganar al sol la moneda del tiempo.



Allá, donde tú olvidas
no hay lluvia, sólo flores
y un mar verde.

TIEMPO DEFINIDO.
Todo el impulso humano lo circunscribe el día.
El pequeñito círculo del día.”
(Barba Jacob)

Está bien que la vida de vez en cuando nos despoje de todo.
En la oscuridad los ojos aprenden a ver más claramente.
Cuando la soledad es el total vacio del cuerpo.
Y de las manos,
hay caminos abiertos hacia lo más profundo
y hacia lo más distante.


En el silencio las amadas voces
renuevan dulcemente sus palabras
y los muros custodian el rumor conocido
de los ausentes pasos.


Los labios que antes fueran sitio de amor
en las calladas tardes,
aprenden la grandeza de la canción rebelde
y angustiada.
Hay un viento en suspenso sobre los altos parboles,
un repique de lluvia sobre ruinas oscuras
y humeantes.
Un gesto en cada rostro
que dice de amargura y vencimiento.


Sigue un lento caer de horas inútiles,
desprendidas del tiempo.
Y más allá de todo lo que formaba el círculo
pequeñito del mundo
-aquel mundo cerrado, con sus vagas estrellas
y su bruma de sueños-
despierta inmensamente la herida voz del hombre,
pobledor de la tierra.


Antes estaban lejos, casi desconocidos
el combate y el trueno.
Ahora corre la sangre por los cauces iguales
del odio y la esperanza,
sin que nada detenga la invasora corriente
de las fuerzas eternas!

MARUJA VIEIRA.



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