jueves, 5 de enero de 2012

A VECES LLEGABAN ... CARTAS.

Las cartas de amor no se estilan hoy en día, pero fueron y seran importantes dentro de la historia de la humanidad por la expresión de
sentimientos en textos elaborados. Un medio de comunicación extinto.
“Por las cartas que Napoleón escribió a Josefina pudimos conocer un poco sobre esa relación. Y cómo ella tenía el poder sobre sus grandes decisiones”, dice el escritor y periodista Enrique Santos Molano.
Lamentablemente,  como dice el sociólogo Fabián Sanabria, los mensajes de amor están en vía de extinción. “En el mundo de hoy se ha sustituido la espera. Todo es abreviado”, afirma.

De Simón Bolívar a Manuelita Sáenz.
10 de abril de 1825.
Mi  bella y buena Manuela: Cada momento estoy pensando en ti y en el destino que te ha tocado. Yo veo que nada en el mundo puede unirnos bajo
los auspicios de la inocencia y el honor. Lo veo bien, y gimo de tan horrible situación, por ti; porque te debes con quien no amabas; y yo porque debo separarme de quien idolatro. Sí, te idolatro más que nunca, jamás. Al arrancarme de tu amor y de tu posesión se me ha multiplicado
el sentimiento de todos los encantos de tu alma y de tu corazón divino.
Simón Bolívar.

De Pablo Neruda a Matilde Urrutia.
26 de noviembre de 1925.
Señora  mía muy amada, gran padecimiento tuve al escribirte estos mal llamados sonetos y harto me dolieron y costaron, pero la alegría de ofrecértelos es mayor que una pradera. Al proponérmelo bien sabía que al costado de cada uno, por afición electiva y elegancia, los poetas de todo tiempo dispusieron rimas que sonaron como platería, cristal o cañonazo. Yo, con  mucha humildad hice estos sonetos de madera, les di el sonido de esta opaca y pura sustancia y así deben llegar a tus oídos.
Tú y yo caminando por bosques y arenales, por lagos perdidos, por cenicientas latitudes, recogimos fragmentos de palo puro, de maderos sometidos al vaivén del agua y la intemperie. De tales suavizadísimos vestigios construí con hacha, cuchillo, cortaplumas, estas madererías de amor y edifiqué pequeñas casas de catorce tablas para que en ellas vivan tus ojos que adoro y canto. Así establecidas mis razones de amor te entrego esta centuria: sonetos de madera que sólo se levantaron porque tú les diste la vida.
Pablo Neruda.

De Winston Churchill a su esposa.
Enero 23, 1935.
Mi  querida Clemmie: En tu carta desde Madras me escribiste algunas palabras muy queridas por mí, sobre cuánto enriquecía tu vida. No puedo
expresarte qué placer me dio esto, porque me siento siempre de forma aplastante tu deudor, si puede haber cuentas en el amor… Lo que ha
sido para mí vivir todos estos años en tu corazón y compañerismo ninguna  frase puede transmitirlo. El tiempo pasa velozmente pero, ¿no da
felicidad ver cuán grande y creciente es el tesoro que hemos recolectado  juntos, en medio de las tormentas y de las tensiones de tan agitados y
en cantidad trágicos y terribles años?
Tu amante esposo.

De Napoleón a Josefina.
No le amo, en absoluto; por el contrario, le detesto, usted es una sin importancia, desgarbada, tonta Cenicienta. Usted nunca me escribe; usted
no ama a su propio marido; usted sabe qué placeres sus las letras le dan, pero ¡aún así usted no le ha escrito seis líneas, informales, a las
corridas! ¿Qué usted hace todo el día, señora? ¿Cuál es el asunto tan importante que no le deja tiempo para escribir a su amante devoto? ¿Qué
afecto sofoca y pone a un lado el amor, el amor tierno y constante amor que usted le prometió? ¿De qué clase maravillosa puede ser, que nuevo
amante reina sobre sus días, y evita darle cualquier atención a su marido? ¡Josephine, tenga cuidado! Una placentera noche, las puertas se
abrirán de par en par y allí estaré. De hecho, estoy muy preocupado, mi amor, por no recibir ninguna noticia de usted; escríbame rápidamente sus
páginas, páginas llenas de cosas agradables que llenarán mi corazón de las sensaciones más placenteras.Espero dentro de poco tiempo estrujarla
entre mis brazos y cubrirla con un millón de besos debajo del Ecuador.
Napoleón Bonaparte.
Publicado en el diario El Tiempo. Bogotá D.C., Colombia.

1 comentario:

  1. Que tiempos aquellos cuando el romanticismo no había muerto, hoy habemos pocos hombres que disfrutamos de tomar un buen café mientras escribimos carta para el amor de mi vida...ojalá este tipo de costumbres nunca murieran.

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