lunes, 23 de diciembre de 2013

NOËL. ~ ANNE PORTER.

Cuando chispas agrupadas
De fuego multicolor
Aparecen en la noche
En cualquier ventana

Escuchamos y cantamos
Los villancicos tradicionales

Nos traen milagros irregulares
Heno y velas
Y malezas florecidas de poesía
Que son amadas tanto más
Debido a que son tan comunes

Anne Porter
Katherine Anne Porter. Nació el15 de mayo de 1890 y murió el 18 de septiembre de 1980, fue una periodista, escritora de novelas y cuentos, ensayista y activista estadounidense ganadora del Premio Pulitzer.
Traducción literal del inglés por: JUAN DIEGO AMOROZ E.®

 

jueves, 19 de diciembre de 2013

ARBOLÉ ARBOLÉ. ~ FEDERICO GARCÍA LORCA.

Arbolé, arbolé
seco y verdé.

La niña del bello rostro
está cogiendo aceituna.
El viento, galán de torres,
la prende por la cintura.
Pasaron cuatro jinetes
sobre jacas andaluzas
con trajes de azul y verde,
con largas capas oscuras.
«Vente a Córdoba, muchacha».
La niña no los escucha.
Pasaron tres torerillos
delgaditos de cintura,
con trajes color naranja
y espadas de plata antigua.
«Vente a Sevilla, muchacha».
La niña no los escucha.
Cuando la tarde se puso
morada, con luz difusa,
pasó un joven que llevaba
rosas y mirtos de luna.
«Vente a Granada, muchacha».
Y la niña no lo escucha.
La niña del bello rostro
sigue cogiendo aceituna,
con el brazo gris del viento
ceñido por la cintura.

Arbolé arbolé
seco y verdé.
Federico García L.

lunes, 16 de diciembre de 2013

LOS ABEDULES. ~ ROBERT FROST.

LOS ABEDULES.
(Birches)

Cuando veo abedules flexionados a la izquierda y derecha
A través de las líneas de árboles más rectos, más oscuros,
Me gusta pensar que un chico ha estado balanceándose en ellos.
Pero el balanceo no hace que se flexionen hacia abajo para permanecer
Como sucede en tormentas de hielo. A menudo es necesario haberlos visto
Cargados con hielo una mañana soleada de invierno
Después de una lluvia. Hacen un chasquido sobre ellos mismos
Como la brisa se levantan, y se tornean multicolor
Como al resquebrajarse se agitan y como una excentricidad de su esmaltado.
Pronto el calor del sol hace que que ellos viertan proyectiles de cristal
Aplastándose y derrumbándose en la capa de nieve
Estos montones de cristales rotos inducen
A pensar que la cúpula interior de los cielos se ha caído.
Ellos son arrastrados a los helechos mustios por la carga,
Y parecen no romperse, aunque una vez inclinados
Tan bajos como largos, nunca se enderezan por si mismos:
Puede ver sus troncos arqueándose en el bosque
Años después, por el sendero de sus hojas en el suelo
Como niñas en las manos y en rodillas que arrojan el pelo
Ante ellos sobre sus cabezas a secar al sol.
Pero yo iba a opinar cuando la Verdad interrumpió
Con toda su precisión sobre la tormenta de hielo
Yo preferiría tener un chico que agrupe
Y salga y vaya a buscar a las vacas -
Un chico muy alejado de la ciudad para aprender béisbol,
Cuyo único trabajo sea aquel que encontrarse a sí mismo,
En verano o invierno, y podría jugar solo.
Uno por uno domeñó los árboles de su padre
Alcanzándolos una y otra vez
Hasta que los tome con la frialdad de ellos,
Y no uno, sino pendía cojeando, no quedó uno
Para él, por conquistar. Aprendió todo lo que había
Por aprender acerca de no lanzarse demasiado pronto
Y así no llevar el árbol lejos
Por el suelo despejado. Él siempre mantuvo su aplomo
En las ramas superiores, subiendo con cuidado
Con la misma pena que se utiliza para llenar una taza
Hasta el borde, e incluso por encima del borde.
Luego se arrojó hacia el exterior, con los pies primero, con un murmullo,
Pataleando en su descenso a través del aire al suelo.
Así era yo una vez el licencioso de los abedules.
Y por eso sueño con volver a serlo.
Es cuando estoy cansado de consideraciones,
Y la vida es demasiado parecida a un bosque sin caminos
Cuando tu cara se quema y te cosquillea con las telarañas
Entrecortando a través de ellas, y un ojo que llora
Por una ramita que hubo de golpearlo abierto.
Me gustaría alejarme de la tierra un tiempo
Y luego volver a ella y comenzar de nuevo.
Pueda que el destino no me malinterprete voluntariamente
Y me conceda la mitad de lo que deseo y se aproveche para alejarme
Para no volver. La Tierra es el lugar adecuado para el amor:
No sé donde es probable que le vaya mejor.
Me gustaría trepar un árbol de abedul,
Y subir por ramas negras hasta un tronco blanco como la nieve
Hacia el cielo, hasta que el árbol no pueda soportar más,
Sin embargo bajar su copa y agacharla de nuevo.
Eso sería bueno, tanto subir y volver.
Podría uno hacer algo peor que ser el licencioso de los abedules.

Robert Frost.
Poeta estadounidense. Nació el 26 de marzo de 1874, en San Francisco, California, Estados Unidos. Murió el 29 de enero de 1963, en Boston, Massachusetts, Estados Unidos.
 
 
Traducción literal del inglés por: JUAN DIEGO AMOROZ E.®

jueves, 12 de diciembre de 2013

ÁRBOLES. ~ FEDERICO GARCÍA LORCA.

Árboles

1919

¡Árboles!
¿Habéis sido flechas
caídas del azul?
¿Qué terribles guerreros os lanzaron?
¿Han sido las estrellas?

Vuestras músicas vienen del alma de los pájaros,
de los ojos de Dios,
de la pasión perfecta.
¡Arboles!
¿Conocerán vuestras raíces toscas
mi corazón en tierra?

Federico García L.

lunes, 9 de diciembre de 2013

POEMAS DE JAIME SABINES IV.

ÉSA ES SU VENTANA.
Allí la espera el tiempo.
Tras el cristal su rostro
invisible, en silencio.
Me mira, ciega y dulce,
con los ojos abiertos.

La noche está a mi lado,
su ventana está lejos.
Alguien la busca a veces
vestida de negro,
joven madre de luto,
flor del viento.

Sus manos rezan
sobre su pecho.
Y ella, niña, me mira
con sus ojos viejos.
Y yo la busco
dulce, muerto.

TE DESNUDAS IGUAL que si estuvieras sola
y de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo te quiero entonces
entre las sábanas y el frío!

Te pones a flirtearme como a un desconocido
y yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso que soy tu esposo
y que me engañas conmigo.

¡Y cómo nos queremos entonces en la risa
de hallarnos solos en el amor prohíbido!

(Después, cuando pasó, te tengo miedo
y siento un escalofrío.)

NO QUIERO PAZ, NO HAY PAZ,
quiero mi soledad.
Quiero mi corazón desnudo
para tirarlo a la calle,
quiero quedarme sordomudo.
Que nadie me visite,
que yo no mire a nadie,
y que si hay alguien, como yo, con asco,
que se lo trague.
Quiero mi soledad,
no quiero paz, no hay paz.
De: La Señal (1951).
Jaime Sabines.

jueves, 5 de diciembre de 2013

A SU PÚDICA AMADA. ~ ANDREW MARVELL

A SU PÚDICA AMADA.
(To his Coy Mistress)

Nos tuvimos, menos el suficiente mundo, y a la vez,
Esta timidez, señora, no era delito.
Nos gustaría sentarnos y pensar de qué manera
Caminar, y pasar el día de nuestra larga historia de amor;
Tú al lado del Ganges Indio
Rubíes debieras encontrar, yo por el curso
Del Humber me quejaría.
Te amaría diez años antes del Diluvio;
Y tu deberías, si te complace, rehusar
Hasta la conversión de los Judíos.
Mi amor de origen vegetal se extendería
Con la vastedad de un imperio, y más despacio.
Cien años se irían en loas
A tus ojos y a mirar tu frente;
Doscientos adorando cada pecho,
Pero treinta mil para el resto;
Una era, al menos, a todas las partes,
Y en la última era mostrarías tu corazón.
Porque, señora, serias digna de esta condición,
Tampoco voy a amar a una tasa más baja.

Pero a mi espalda siempre oigo
El carro alado del tiempo, inexorable:
Y allende de nuestra mentira
Desiertos de vasta eternidad.
Tu belleza no se volverá a encontrar,
Tampoco, en tu bóveda de mármol, sonará
Mi canción repetida; entonces los gusanos trataran
De conservar esa larga virginidad,
Y tu honor pintoresco convertido en polvo,
Y en cenizas toda mi lujuria.
La tumba es un bien y un lugar privado,
Pero ninguno creo dará allí un abrazo.

Ahora, pues, si bien el tono juvenil
Se sienta en tu piel como el rocío de la mañana,
Y mientras tu alma diáfana transpire
Por cada poro fuegos instantáneos,
Ahora vamos a gozarnos mientras podamos;
Y ahora, como amorosas aves de rapiña,
En lugar de una sola vez devorar nuestro tiempo,
Que languidece en su poder de lento agrietado.
Vamos a rodar toda nuestra fuerza, y toda
Nuestra dulzura, en una esfera;
Y rasgar nuestros placeres en una contienda áspera
En las sólidas puertas de hierro de la vida.
Por lo tanto, aunque no podemos hacer que nuestro sol
Se detenga, sin embargo vamos a hacerlo correr.

Andrew Marvell (1621 - 1678)
Traducción literal del inglés por: JUAN DIEGO Amoroz e.®

lunes, 2 de diciembre de 2013

UN ÁRBOL VENENOSO ~ WILLIAM BLAKE.

Yo estaba enojado con mi amigo:
Le dije a mi cólera, mi cólera no termina.
Yo estaba enojado con mi enemigo:
Yo dije que no, mi cólera creció.

Y regué en temor
La noche y la mañana con mis lágrimas,
Y tomé el sol con sonrisas
Y con artimañas engañosas y blandas.

Y creció tanto de día como de noche,
Hasta que dio una brillante manzana,
Y mi enemigo la contempló brillar,
Y sabía que era mía, -

Y en mi jardín la robó
Cuando la noche había ocultado el palo;
Por la mañana, alegre, veo
A mi enemigo tendido bajo el árbol.
William Blake.
Poeta inglés (1757-1827)
Traducción literal del inglés por: JUAN DIEGO Amoroz e.®
 William Blake

lunes, 25 de noviembre de 2013

POEMAS DE JULIO ARBOLEDA.

Gonzalo de Oyón

(fragmentos)

 
PUBENZA

Dulce como la parda cervatilla,

Que el cuello tiende entre el nativo helecho,
Y a la vista del can, yace en acecho,
Con sus ojos de púdico temor;
Pura como la cándida paloma
Que de la fuente límpida al murmullo,
Oye, al beber, el inocente arrullo,
Primer anuncio de ignorado amor;
 
Bella como la rosa, que temprana,
Al despuntar benigna primavera,
Modesta ostenta, virginal, primera,
Su belleza en el campo, sin rival;
Tierna como la tórtola amorosa,
Que arrulla viuda, y de su bien perdido
La dura ausencia en solitario nido
Llora, y lamenta su incurable amor;
 
Brillante como el sol, cuando refleja
Sus rayos el cristal de la montaña,
Si ni la lluvia, ni la nube empaña
Su naciente purísimo esplendor;
Majestuosa cual palma que se eleva,
Y ostenta en la vastísima llanura
Su corona imperial y su hermosura,
Desafiando el rayo del Señor.
 
Pero en su frente pálida vagaban
El dolor y la negra pesadumbre,
Y de sus ojos la apacible lumbre
Empañaba una lágrima fugaz;
Y la vida arrastraba silenciosa
Devorando su mísero tormento,
Porque al alma gentil ¡ay! ni un momento
Otorgó Dios de plácido solaz.
 
He aquí a Pubenza; en ella el alma, todo
Respira amor, pureza y hermosura;
El hechizo en sus ojos, la dulzura
Vaga sobre sus labios de clavel;
Juega el blando placer modestamente
Con las esbeltas formas de la indiana;
India en amar, en resistir cristiana,
Era en su pecho la virtud dosel.

Nunca te hablé
 
Nunca te hablé... Si acaso los reflejos
de tus ojos llegaron desde lejos
mis fascinados ojos a ofuscar,
de tu mirada ardiente, aunque tranquila
no se atrevió mi tímida pupila
los quemadores rayos a encontrar.
 
Nunca en mi oído resonó tu acento:
si de tu labio el vivo movimiento
y tu expresión angélica admiré;
al contemplar tu gracia y tu belleza,
oculta entre mis manos mi cabeza,
tus atractivos mágicos burlé.
 
Eres un sueño para mí.A la lumbre
del teatro, entre densa muchedumbre,

tus seductoras formas descubrí;
mas si evité tu acento y tu mirada,
quedóse en mi alma la impresión grabada
de la mujer fantástica que vi.
 
Y desde entonces, aunque de ti me alejo,
mi memoria de fuego es el espejo
do tu imagen se viene a reflejar:
y goza mi rebelde pensamiento
en darle vida, en inspirarle acento,
ay! y en idolatrarla a mi pesar.

 
Quizá será mejor! En el misterio
la mujer, como Dios, tiene su imperio
y la duda alimenta al corazón...
No rasgue el velo mi profana diestra
que oculta a la mujer y al ángel muestra
y me deja en poder de mi ilusión!
 
Tiemblo al quererte oír. Deja que tema,
porque acaso tu acento también quema
y a consumir mi corazón vendrá;
mi corazón por el dolor gastado,
que, a un oscuro rincón ya relegado,
entre ceniza y lágrimas está.
 
Porque, a la luz y a la belleza esquivo,
yo, como el búho, en los escombros vivo
de las pasiones que por fin vencí.
Y en mi lóbrego albergue estremecido sólo aspiro
a la paz que da el olvido,
ya que el amor y el mundo huyen de mí.
 
Y jamas te hablará. Pero consiente
que aquí estas líneas dejé reverente
en señal, no de amor, de admiración.
Las escribo sin fe, sin esperanza,
aunque, donde el cariño no se alcanza,
alcánzase el desprecio u el perdón.

Julio Arboleda (1817 - 1862)

Julio Arboleda Pombo, nació en Timbiquí, Cauca, el 9 de junio de 1817 y murió en Sierra de Berruecos, Nariño, el13 de noviembre de 1862. Fue un abogado, orador, poeta, militar, periodista, político, diplomático, parlamentario, académico, dramaturgo y estadista colombiano. (Wikipedia)
 
Fuente: Antología de la Poesía Colombiana.
 

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