jueves, 27 de julio de 2017

CANCIÓN DEL BOGA AUSENTE. / CANDELARIO OBESO.

Que trijte que está la noche,
la noche que trijte ejtá;
no hay en er cielo una ejtreya...
Remá, remá.

La negra re mi arma mía,
mientra yo briego en la ma,
bañao en suró por ella,
¿qué hara?¿Qué hará?

Tar vej por su zambo amao
doriente sujpirará,
o tar vej ni me recuerda...
¡Yorá! ¡Yorá!

La j'embra son como toro
lo r'ejta tierra ejgraciá;
con acte se saca er peje
del má, del má...

Con acte s'abranda er jierro,
se roma la mapaná.
Cojtante y ficme la penaj.
No hay má, no hay má...

¡Qué ejcura que ejtá la noche;
la noche qué ejcura ejtá!
Asína ejcura é la ausencia...
¡Bogá, bogá!

CANDELARIO OBESO.
(1849 - 1884)

lunes, 24 de julio de 2017

ANACREÓNTICA. / JOSÉ MARÍA GRUESSO.

Estrecha, amor, los nudos
del apacible lazo
con que estos corazones
están aprisionados.

Estréchalos, de modo
que ni el terrible brazo
de la impiadosa muerte
consiga desatarlos.

Hace tiempos que, unidos
con indecible encanto,
bendicen la fortuna
de verse cautivados.

Ni males, ni peligros,
ni angustias, ni trabajos,
ni la fortuna adversa
ha podido apartarlos.

Estrecha, pues, estrecha,
dulce amor, estos lazos,
de suerte que túmismo
no puedas desatarlos.

José María Gruesso.
(1779 - 1835)

jueves, 20 de julio de 2017

DOS POEMAS DE FRANCISCO ANTONIO VÉLEZ LADRÓN DE GUEVARA.

REMITIENDO A UNA DAMA UNAS FRUTILLAS.

Décimas.

A ti, Reyna de las flores
Justo es que paguen los frutos
Como debidos tríbutos
Sus sabores, sus olores.
Para mendigar sabores
Y para beber dulzuras
Buscan las prisiones puras
De esos tus purpúreos labios
Por ser dulces sin resabios
De acideces o amarguras.

No pueden ellos prestar
Dulzura alguna a tu boca
Pues sólo a tus labios toca
Dulzuras al Hibla dar
Cuando a tus labios llegar
Bien las abejas pudieran
Donde dulzuras bebieron
y produjeran panales
Que néctares celestiales
Con sus dulzuras vencieran.

Esos labios, lisi mía,
Distilan tan pura miel
Que hace, que parezca hiel
Lo dulce de la ambrosía.

Perdona pues la osadía
Con que a ellos las frutas van
Que si insípidas están
Con tu boca comparadas,
Mas ellas almibaradas
En tu boca quedarán.


A UNA DAMA INCONSTANTE SE REMITE CON UNOS VASOS DE HELADOS ESTE SONETO.

Aunque hilo tu pecho, fiera ingrata,
Para matarme a mí no necesita,
No te admires que hielo te remite
Quien de pagarte en tu moneda trata.

Con hielos tu desdén hoy me maltrata,
Cuando mi amor más fino se acredita,
Mas ya vengarse en nieve solicita
Porque a ella muera quien con ella mata.

Con eso advertiras noble madona
Que ha vencido a mi fuero ya tu hielo.
Mas, ¡ay! Que en el que envío va la llama.

Y es incendio la nieve que congelo:
Porque también en nubes, cuando brama
Rayos oculta entre granizo el cielo.


FRANCISCO ANTONIO VÉLEZ LADRÓN DE GUEVARA.
( 1721 - 1781)


lunes, 17 de julio de 2017

POEMAS DE JOSÉ MANUEL ARANGO.

ESCRITURA.
La noche, como un animal
dejó su vaho en mi ventana

por entre las agujas del frío
miro los árboles

y en el empañado cristal
con el índice, escribo
esta efímera palabra

XIV.
Éste es un país de sol y viento
de acres montañas

como en los frescos antiguos
la piel cuarteada de las mujeres

calladas y duras que paren
de rodillas sus hijos

por las rocas acechan
pumas sin sombra

y al fondo canta
el mar, nacido de una calabaza

ACASO EL HUESO.

Acaso el hueso sea furia
una furia callada
sin grito

así se dan los días la fruta la boca
se dan al tiempo
tragón

también el girasol es un encono íntimo
una boca una herida

(quiero decir
la voz de los amantes
enronquecida
por el amor como por una oscura
rabia)

PÁGINA EN BLANCO.
Escribo
y la mirona, por sobre mi hombro,
escruta lo que escribo.

Siento en la espalda el tacto
de sus manos calizas,
adivino la mueca
de su ironía silenciosa.

Escribo
y la mirona, por sobre mi hombro,
lee
y al leer borra lo que escribo.


JOSÉ MANUEL ARANGO.
Nació en Carmen de Viboral el 5 de octubre de 1937 y murió el 5 de abril de 2002 en Medellín.
Heredero, si se quiere, de la poesía norteamericana en la cual predomina el simbolismo y donde el lenguaje no es una catarata de imágenes o de figuras literarias. La contención de su poesía es equiparable al silencio que, en últimas, quería guardar. Sus poemas, a la larga, son claros como el agua. Nítidos como corresponde a una gran obra. Y sencillos, aunque exigen un buen lector. Lo que dijo en sus poemas nos pertenece, como la piel. (texto por: Luis Germán Sierra J.)
(Poemas tomados de: POEMAS REUNIDOS, editorial Norma, Bogotá, 1997)
Fuente: Alma Mater, No 665. Universidad de Antioquia. Junio de 2017.

jueves, 13 de julio de 2017

AFECTO 45. / FRANCISCA JOSEFA DEL CASTILLO Y GUEVARA.

Deliquios del Divino Amor en el corazón
de la criatura y en las agonías del huerto.

I
El habla delicada
del amante que estimo,
miel y leche destila
entre risas y lirios.

Su meliflua palabra
corta como rocío,
y con ella florece
el corazón marchito.

Tan suave se introduce
su delicado silbo
quue duda el corazón
si es el corazón mismo.

Tan eficaz persuade,,
que cual fuego encendido
derrite como cera
los montes y los riscos.

Tan fuerte y tan sonoro
es su aliento divino,
que resucita muertos,
y despierta dormidos.

Tan dulce y tan suave
se percibe al oído
que alegra de los huesos
aún lo más escondido.

II
Al monte de la mira
he de hacer mi camino,
con tan ligeros pasos,
que iguale al cervatillo.

Mas ¡ay Dios! que mi amado
al huerto a descendido,
y como árbol de mirra
suda el licor más primo.

De balsamo es mi amado
apretado racimo
de las viñas de Engadi,
el amor le ha cogido.

De su cabeza el pelo,
aunque ella es oro fino,
difusamente baja
de penas a un abismo.

El rigor de la noche
le da el color sombrío,
y gotas de su hielo
le llenan de rocío.

¿Quién pudo hacer, ¡ay cielo!
temer a mi querido
que huye el aliento y queda
en un mortal deliquio?

Rojas las azucenas
de sus labios divinos,
mirra amarga destilan
en su color marchitos.

Huge Aquilo, ven Austro,
sopla en el huerto mío,
las eras de las flores
den su olor escondido.

Sopla más favorable,
amado vientecillo,
den su olor los aromas
las rosas y los lirios.

Más ¡ay! Que si sus luces
de fuego y llamas hizo
hará dejar su aliento
el corazón herido.

FRANCISCA JOSEFA DEL CASTILLO Y GUEVARA (1671 - 1742)

lunes, 10 de julio de 2017

POEMA HEROICO A SAN IGNACIO DE LOYOLA. / HERNANDO DOMÍNGUEZ CAMARGO.

(Fragmento).

Ignacio detiene la vida licenciosa de un mancebo
y lo amonesta describiendo la física hermosura
de la mujer y su destrucción por la muerte.


Ni el oro fuera oro en su cabello,
ni el nácar fuera nácar en su frente,
ni en cada hoja de su labio bello
sueldo el rubí tirara de luciente:
la nieve le tiznara el blanco cuello,
la perla le manchara el neto diente,
su mejilla la rosa oscureciera
y a su carne la pluma endureciera.


Si hay fénix en la Arabia de lo hermoso,
o ella lo cifra o lo duplica ella:
si pavón en la América ostentoso,
todos sus ojos en sus ojos sella:
si cisne en las espumas endechoso,
ateza en su candor su pluma bella,
si lilio entre la nieve ha habido cano,
negra violeta lo tiño su mano.


Si un arco ilustra el brazo de Cupido,
habrase en sus dos cejas duplicado
y en sus pechos de plata dividido;
si más de un Potosí se hubiere hallado;
si Ponto de sirenas dulce ha habido,
al de su boca estrecho habrá llegado:
si cuna tiene el sol, urna la estrella,
será el hoyuelo de su barba bella.

HERNANDO DOMÍNGUEZ CAMARGO. ( 1606 - 1659)


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