lunes, 30 de mayo de 2016

POEMAS DE RAFAEL POMBO.

TEMAS.
I.
Bogotá en la mano
(Idea de un canto crítico)
Que el bardo del dolor cante a Solima,
Virgilio a Roma y a Florencia el Dante,
Y ponga cada cual su tierra encima
De cuanta tierra el sol cogió infragante
Yo ensayaré mi balbuciente rima
Con la que eclipsa al mismo sol radiante,
Con la ciudad titánica y feérica
Que a la vanguardia va de Hispanoamerica.

II.
El Banquete de Julio.
(Banquete de cumpleaños de la madre la Patria)
Llegó Julio, el mes que a los tiranos
Postró más de una vez y asusta hoy día,
El mes en que nacimos ciudadanos
Y dejarnos de ser la granjería
De extranjero señor, -no hay más que hermanos
En la Patria común que a todos cría,
Que pena con el mal de cada hijo
Y hallan en su bien su sola regocijo.

“EL ESTUCHE”
I.
Desde el mejor remedio para el nuche
Hasta el modo non plus de un escabeche,
Y desde un imperial arroz de leche
Hasta el guiso mejor para un cafuche;

Desde el modo de hendir de un pavo el buche
Hasta decir cómo el hogar se teche,
Cómo se are y se siembre y se coseche,
Todo, todo se explica en “El Estuche”.

No hay asunto que un hombre no despache
A salvo del más mínimo reproche
Cuando a punta de “Estuche” lo remache.

Y es lamentable que un caudal derroche
En doctor o abogado cachivache
Cuando un “Estuche” no le cuesta un broche.
II.
Es efectivamente mucha dicha
E incuestionablemente dicha mucha
Haber nacido en esta edad machucha
Que ha producido la obra susodicha,

Porque con esta solitaria ficha
Toda la ciencia práctica se embucha
Y hasta un nuevo talento se encapucha
Cuando el natal se achicharró en la chicha.

Siempre que tenga “Estuche” una muchacha
El tiempo se hilará como melcocha
En un hogar doméstico sin tacha.

Y si el marido el capital derrocha
Ella tendrá la casa en buena facha
Con los arbitrios que “El estuche” abrocha.
III.
Declaro que en las fiestas me emborracho
De puro gozo en tempestad deshecha
Al ver la plaza reventando estrecho
Con el regocijado populacho;

Más provoca expulsar al sexo macho
Dejando en el corral la hombril cosecha,
Y hecer segunda selección, por fecha,
Y echar sin flete a todo mamarracho.

Y sacando a luz pública “El estuche”
Echarle a todos un soberbio espiche
Que sus méritos mil desencartuche.

Moliéralas yo allí más que un trapiche,
Y es imposible que, mujer que escuche,
En rechazar mi “Estuche” se encapriche.

RAFAEL POMBO.



jueves, 26 de mayo de 2016

EL SOLDADO. / RUPERT BROOKE.

EL SOLDADO.

Si debo morir, sólo el pensar esto de mí:
Que allí en cualquier rincón de un campo extranjero
Aquel es siempre Inglaterra. Allí estaré
En esa rica tierra un polvo rico se oculta;
Un polvo el cual Inglaterra soportó, formó, lo hizo consciente,
Dio, una vez, sus flores de amor, sus caminos deambuló,
Un cuerpo de Inglaterra, respirando aire Inglés,
Bañado por los ríos, Bendecidos por los soles de la casa.

Y pensar, este corazón, todo el mal a lo lejos liberado ,
Un impulso en la mente eterna, no menos
Da en alguna parte de nuevo los pensamientos dados por Inglaterra ;
Sus imágenes y sonidos; Felices sueños como su día;
Y la risa, aprendida de amigos; y la dulzura,
En los corazones en paz, bajo un cielo Inglés.

Rupert Brooke.

Resultado de imagen para RUPERT BROOKE

Rupert Chawner Brooke (también Chaucer) Nació en Rugby, el 3 de agosto de 1887 y murió en Mar Egeo, el 23 de abril de 1915, fue un poeta inglés conocido por sus sonetos idealistas sobre la guerra, escritos durante la Primera Guerra Mundial.
Fuente: Wikipedia.
Versión al español por:JUAN DIEGO AMOROZ ETXABARRIA.®

lunes, 23 de mayo de 2016

POEMAS DE JOSÉ EUSTASIO RIVERA II.

PERSIGUIENDO EL PERFUME.

Persiguiendo el perfume de risueño retiro,
la fugaz mariposa por el monte revuela,
y en los aires enciende sutilísima estela
con sus pétalos tenues de cambiante zafiro.


En la ronda versátil de su trémulo giro
esclarece las grutas como azul lentejuela;
y al flotar en la lumbre que en los ámbitos riela,
vibra el sol y en la brisa se difunde un suspiro.


Al rumor de las lianas y al vaivén de las quinas,
resplandece en la fronda de las latas colinas,
polvvoreando de plata la florida arbileda,


y gloriosa en el brillo de sus luces triunfales,
sobre el limpio remanso de serenos cristales
pasa, sin hacer sombra, con sus alas de seda.

EMBOZADO EN LA SOMBRA.

Embozado en la sombra se destaca
el farallón: y la espesura inmensa,
al borrarse el crepúsculo, condensa
un rumor perfumado de albahaca.


Algo se muere entre la fronda opaca;
gime el paujil, la guacamaya piensa;
lloran lánguuidas voces, y en la densa
quietud, boga un lucero en la resaca.


Rendido ante el dolor de la penumbra,
mi ser, que es una luz, se apesumbra;
después, con los murientes horizontes


me voy desvaneciendo, me evaporo...
y mi espiritu vaga por los montes
como una gran luciernaga de oro.

ATROPELLADOS.

Atropellados, por la pampa suelta,
los raudos potros, en febril disputa,
hacen silbar sobre la sorda ruta
los huracanes en su crin revuelta.


Atrás dejando la llanura envuelta
en polvo, alargan la cerviz en juta,
y a su carrera retumbante y bruta,
cimbran los pindos y la palma esbelta.


Ya cuando cruzan el austral peñasco,
vibra un relincho por las altas rocas;
entonces paran el triunfante casco,


resoplan roncos, ante el sol violento,
y alzando un grupo las cabezas locas
oyen llegar el retrasado viento.

EL TORO PADRE.

El toro padre -cuando sorda increpa
la tempestad- con su pulmón vibrante,
avanza, ronco, hacia el confín distante
sorbiendo ventarrones en la estepa.


Parte macollas de profunda cepa;
reta las intemperies del levante,
y tras la brava nube retumbante
los altos morros, rezongando, trepa.


Después, ante la absorta novillada,
revoluciona el polvo en la planada;
se vuelve en nubes de color pardusco,


y creyéndose el dios de los inviernos,
brama, como tronando, y traza brusco
un zyg-zag de centellas con los cuernos.

JOSÉ EUSTASIO RIVERA.
 Resultado de imagen para jose eustasio rivera

jueves, 12 de mayo de 2016

OIGO A AMÉRICA CANTAR. / WALT WHITMAN.

OIGO A AMÉRICA CANTAR.
(I Hear America Singing)

Oigo a América cantar, la variedad de villancicos que escucho,
esos aspectos prácticos, cada uno cantando el suyo como debería ser risueño y fuerte,
El carpintero cantando el suyo como midiendo su tablón o viga,
El albañil cantando el suyo como preparandose para el trabajo, o dejando el trabajo,
El canto del barquero que le pertenece en su barco, el marinero cantando en la cubierta del barco de vapor,
El canto del zapatero mientras se sienta en su banco, el sombrerero cantando mientras está de pie,
La canción del leñador, la del labrador en su camino por la mañana, o en el intermedio del mediodía o al atardecer,
El delicioso canto de la madre, o de la joven esposa en el trabajo, o en la costura de la niña o el lavado,
Cada cantar que le pertenece a él o ella y de nadie más,
El día que pertenece al día, por la noche el grupo de compañeros jóvenes, robustos, amable,
Cantan con la boca abierta sus fuertes canciones melodiosas.

Walt Whitman.

lunes, 9 de mayo de 2016

POEMAS DE JOSÉ EUSTASIO RIVERA S.

SOY UN GRÁVIDO RIO.

Soy un grávido río, y a la luz meridiana
ruedo bajo los ámbitos reflejando el paisaje;
y en el hondo murmullo de mi audaz leaje
se oye la voz solemne de la selva lejana.


Flota el sol entre el nimbo de mi espuma liviana;
y peinando en los vientos el sonoro plumaje,
en las tardes un águila triunfadora y salvaje
vuela sobre mis tumbos encendidos en grana.


Turbio de pesadumbre y anchuroso y profundo,
al pasar ante el monte que en las nubes descuella
con mi trueno espumante sus contornos inundo;


y después, remansado bajo plácidas frondas,
purifico mis aguas esperando una estrella
que vendrá de los cielos a bogar en mis ondas.

CERCA DEL ANCHO RÍO.

Cerca del ancho río que murmura,
en las arenas que el cenit rescalda
vela el caimán, cuya rugosa espalda
parece cordillera en miniatura.


Viendo nadar sobre la linfa pura
lustroso pato de plumaje gualda,
como túrbido grano de esmeralda
agranda el ojo entre la cuenca dura.


Pérfidamente sumergido un rato
en la líquida sombra, de rrepente
aprietan sus mandíbulas el pato.


entonces flota la dispersa pluma,
abre un círculo enorme la corriente,
y tiembla, sonrojándose, la espuma.

CUANDO YA SU PIRAGUA.

Cuando ya su piragua los raudales remonta,
brinca el indio, y entrando por la selva malsana,
lleva al pecho un carrizo con veneno de iguana
y el carcaj en el hombro con venablos de chonta.


Solitario, de noche, los jarales trasmonta;
rinde boas horrendos con la recia macana,
y, cayendo al salado, por la trocha cercana
oye ruido de pasos... y al acecho se apronta.


Ante el ágil relámpago de una piel de pantera,
ve vibrar en lo oscuro, cual sonoro cordaje,
los tupidos bejucos de feroz madriguera;


y al sentir que una zarpa las achiras descombra,
lanza el dardo, y en medio de la brega salvaje
surge el pávido anuncio de un silbido en la sombra!

ENTRE EL ECO IRACUNDO.

Entre el eco iracundo de ladridos violentos,
sobre un rastro de dantas va la ronca jauría,
por raudales trementes, por la chamba sombría,
revolcando los montes y mordiendo los vientos.


Son mis perros, veloces y de sangre sedientos,
que iniciando, furiosos, su carrera de un día.
Pronto al sol alcanzaron en la azul serranía
y en las sombras hundieron los hocicos sangrientos


Ya de noche, sacuden la maraña tupida;
dan medrosos aullidos; a la danta rendido
le devoran el vientre con itánica brega;


y al tornar, silenciosos, por las breñas oscuras,
perfumando sus pieles, todo el monte les riega
una gran tufarada de piñuelas maduras.

JOSÉ EUSTASIO RIVERA SALAS.

Resultado de imagen para josé eustasio rivera.
Nació en San Mateo-Rivera, Huila (Colombia), el 19 de febrero de 1888 y murió en Nueva York, el 1 de diciembre de 1928, fue un escritor colombiano destacado por su obra poética pero sobre todo por su novela La vorágine, considerada un clásico de la literatura hispanoamericana.
Fuente: Wikipedia.

jueves, 5 de mayo de 2016

POEMAS DE SAMUEL TAYLOR COLERIDGE.

Kubla Khan.
 
En Xanadu Kubla Khan hizo
Un decreto majestuoso cúpula de placer:
Donde Alph, el río sagrado, corrió
A través de cavernas inconmensurables para el hombre
Hacia un mar sin sol.
Por lo tanto el doble de cinco millas de tierra fértil
Con paredes y torres que estaban bordeando alrededor:
Y había jardines brillantes con surcos sinuosos,
Donde florecía muchos árboles de porte indignante;
Y aquí había bosques antiguos como las colinas,
Abrigando a lugares soleados de vegetación.

Pero, ¡oh! ¡que profundo abismo romántico, que se inclinaba
Abajo de la colina verde de banda a banda una cubierta de cedro!
¡Un lugar salvaje! tan santo y encantado
Como siempre debajo de una luna menguante que estaba embrujada
¡Por la mujer que se lamenta de su amante demonio!
Y a partir de este abismo, con inquietante agitación incesante,
Como si esta tierra en rápida respiración en pantalones gruesos estuviera ,
Una poderosa fuente por momentos se vio obligada:
En medio de cuyo rápido estallido medio intermitente
fragmentos enormes abovedados como granizo rebotando ,
O grano como paja debajo de la trilladora desgranado:
Y en medio de estas rocas que bailan a la vez y para siempre
lanzandolo por momentos al río sagrado.
Cinco millas serpenteantes con un movimiento laberíntico
A través de la madera y el valle el río sagrado corrió,
Luego llegó a las cavernas inconmensurables para el hombre,
Y se hundió en el tumulto de un océano sin vida:
Y en medio de este tumulto Kubla escuchó a lo lejos
voces ancestrales profetizando ¡guerra!
La sombra de la cúpula del placer
a medio camino flotaba sobre las olas;
Donde se escuchó el cálculo confundirse
Desde la fuente y las cuevas.
Fue un milagro de un mecanismo raro,
¡Una cúpula de placer soleada con cuevas de hielo!

Una doncella con un dulcémele
En una visión, una vez vi:
Era una dama de Abisinia,
Y en su dulcémele interpretó,
El canto del monte Abora.
Yo podría revivir dentro de mí
Su sinfonía y el canto,
un placer tan profundo que me ganaría,
Aquello con música enérgica y deseandola,
Me gustaría construir esa cúpula en el aire,
¡Esa bóveda soleado! ¡esas cuevas de hielo!
Y todos los que oyeron deberían verlos allí,
Y todos deben llorar, ¡Cuidado! ¡Cuidado!
¡Sus ojos brillantes, su pelo flotando!
Tejer un círculo alrededor de él tres veces,
Y cierra los ojos con horror sagrado,
Puesto que el ha alimentado con miel muy dulce,
Y bebió la leche del paraíso.

RESPUESTA A LA PREGUNTA DE UN NIÑO.
 
¿Preguntale que dicen los pájaros? El gorrión, la paloma,
El Linner y el zorzal dicen, "¡Me encanta y me encanta!"
En el invierno están en silencio - el viento es tan fuerte;
Qué lo que dice, no sé, pero canta una canción en voz alta.
Pero las hojas verdes y las flores, y clima cálido y soleado,
Y el canto, y el afectuoso - todos vienen de nuevo juntos.
Pero la alondra está tan rebosante de gozo y amor,
Los campos verdes bajo él, el cielo azul arriba,
Que canta y canta; y siempre canta él,
"¡Me encanta mi amor y mi amor me ama!"

Samuel Taylor Coleridge.
Resultado de imagen para samuel taylor coleridge

Versión al español por:JUAN DIEGO AMOROZ ETXABARRIA.®

Entrada destacada

A VECES LLEGABAN ... CARTAS.

Las cartas de amor no se estilan hoy en día, pero fueron y seran importantes dentro de la historia de la humanidad por la expresión de se...