viernes, 30 de marzo de 2012

POESÍA DE JORGE GUILLÉN II.




LOS INTRANQUILOS.
Somos los hombres intranquilos
en sociedad.
Ganamos, gozamos, volamos.
¡Qué malestar!

El mañana asoma entre nubes
de un cielo turbio
con alas de arcángeles-atomos
como un anuncio.

Estamos siempre a la merced
de una cruzada.
Por nuestars venas corre sangre
de catarata.

Así vivimos sin saber
si el aire es nuestro. 
Quizá muramos en la calle,
quizá en el lecho.

Somos entre tanto felices.
Seven o'clock.
Todo es bar y delicia oscura.
¡Televisión!.

NADA IMPORTARÍA NADA.
- ¡Grande el saber! nuestro exceso
va alzando tal espesura
que inmensamente insegura
Gira la tierra.-Confieso
que no nací para eso.
Tan docta es ya la jugada
que el indocto no le agrada.
-Total: si es un cataclismo
pereciese el astro mismo,
¿importaría?-No, nada

ANOCHECER EN LAS CALLES DEL SABADO. 
La masa humana se apelmaza,
y su bulto gravita, pesa
con una amenaza de maza.
Pero no... la vida va ilesa.
¿Tanta gente pasando, ruda,
en su mansedumbre se muda?
Ante la linde te detienes
sin resolver tu fuerza enorme,
masa con tu sino conforme:
Tan juntos los males y bienes.

TIEMPO DE VOLAR.
Paredes claras, aire claro, vida abierta.
He ahí los viajeros
de Roma,
¿Quizá del Cairo? todo aguardo alerta.
Aluminios refulgen con aceros.
¡Volar! muy elegante: al peligro se asoma.
Y, sin embargo,
frente a la exactitud
familiar de la máquina, la dicha es cotidiana.
Un riesgo nunca es largo,
todo se precipita hacia mañana.
¿A Marruecos, a Sud-
América? Ya el ruido
del trimotor, costumbre discordante,
forma una soledad de viento fiero.
Un pájaro sin nido
cruza solo, huye, desconcertado.
Una niña contempla. Nada hay que la espante.
-Yo quiero
(la oigo) ir al viento! Se estremece en un prado
la hierba. Corre el avión. ¡arriba! Seguro,
abarca su victoria, suspende su jardín.
¿Límite ya no habrá con agresión de muro?
La vida corre, corre hacia su fín.

AQUELLOS VERANOS.
Lentos veranos de niñez.
Con monte y mar, con horas tersas,
horas tendidas sobre playas
entre los juegos de la arena,
cuando el aire más ancho y libre
nunca embebe nada que muera,
y se ahondan los regocijos
en luz de vacaciones sin tregua,
el porvenir no tiene término,
la vida es lujo y va muy lenta.

EPIFANIA.
Llegan al portal los mayores,
Melchor, Gaspar y Baltazar,
se inclinan con sus esplendores
y al Niño adoran sin cantar.

Dios no es rey ni parece rey,
Dios no es suntuosos ni rico.
Dios lleva en sí la humana grey
y todo su inmenso acerico.

El cielo estrellado gravita
sobre Belén, y ese portal
a todos los hombres da cita
por invitación fraternal.

Dios está de nueva manera,
y viene a familia de obrero,
sindicato de la manera.
El humilde es el verdadero.

Junto al borrico, junto al buey,
la criatura desvalida
dice en silencio: No soy rey,
soy camino, verdad y vida.

JORGE GUILLÉN.

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