sábado, 7 de enero de 2012

POESÍA DE CARLOS ZAID.

Poemas del poeta mexicano Carlos Zaid (Monterrey,1934). Irredento dador de sorpresas. Nada tan serio como su humor y tan ligero como su gravedad.
OLEAJES.
El sol estalla:
se derrumba
a refrescarse en tu alegría.
Revientan olas de tu pecho.
Yo me baño en tu risa./
Olas altas y soles
de playas apartadas.
Tu risa es la Creación
feliz de ser amada.


TUMULTO. 
Me empiezan a desbordar los acontecimientos
(quizá es eso)
y necesito tiempo para reflexionar
(quizá es eso)./
Se ha desplomado el mundo.
Toca el Apocalipsis.
Suena el despertador./
Los muertos salen de sus tumbas,
más yo prefiero estar muerto.
CANCIÓN DE SEGUIMIENTO. 
No soy el viento ni la vela
sino el timón que vela./
No soy el agua ni el timón
sino el que canta esta canción./
No soy la voz ni la garganta
sino lo que canta./
No sé quién soy ni lo que digo
pero voy y te sigo.
SIESTA ANARANJADA.
No te levantes, temo

que el mundo siga ahí./
Las nubes imponentes,
el encinar umbrío,
los helechos en paz./
Todo tan claro
que da miedo.
MUCHACHAS MADRUGADORAS. 
El sol sale a barrer
las sombras del pueblo./
Las penas
con sol
son menos.
EVOLUCIÓN. 
La gracia iba buscando
la primera pareja
que se atreviese a abrir los ojos
en el Edén.
CIRCE.
Mi patria está en tus ojos, mi deber en tus labios.

Pídeme lo que quieras menos que te abandone.
Si naufragué en tus playas, si tendido en tu arena
soy un cerdo feliz, soy tuyo, más no importa.
Soy de este sol que eres, mi solar está en ti.
No quiero más corona que el laurel de tus brazos.
ALUCINACIONES. 
Él vio pasar por ella sus fantasmas.
Ella se estremeció de ver en él sus fantasmas./
Él no quería perseguir sus fantasmas.
Ella quería creer en sus fantasmas./
Montó en ella, corrió tras sus fantasmas.
Ella lloró por sus fantasmas.
 
 TEOFONÍAS. 
No busques más, no hay taxis./
Piensas que va a llegar, avanzas,
retrocedes, te angustias,
desesperas./
Acéptalo
por fin: no hay taxis./
Y ¿Quién ha visto un taxi?/
Los arqueólogos han desenterrado
gente que murió buscando taxis,
mas no taxis./
Dicen
que Elías, una vez tomó un taxi,
más no volvió para contarlo./
Prometeo quiso asaltar un taxi.
Sigue en un sanatorio./
Los analistas curan
la obsesión por el taxi,
no la ausencia de taxis./
Los revolucionarios
hacen colectivos de lujo,
pero la gente quiere taxis./
Me pondría de rodillas si apareciera un taxi.
Pero la ciencia ha demostrado
que los taxis no existen.

NACIMIENTO DE VENUS.

Así surges del agua,
clarísima,
y tus largos cabellos son del mar todavía,
y los vientos te empujan, las olas te conducen
como el amanecer, por olas, serenísima.
Así llegas de pronto, como el amanecer,
y renace, en la playa, el misterio del día.
Carlos Zaid.

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