jueves, 5 de enero de 2012

ÁNGEL GONZÁLEZ, POETA DEL COMPROMISO.

El poeta Ángel González,   (Oviedo, 6 de septiembre de 1925 – Madrid, 12 de enero de 2008)  era uno de los grandes vates españoles del siglo XX. Ha sido merecedor de premios como el Príncipe de Asturias de las Letras y el Reina Sofía de Poesía Hispanoamericana. Además era miembro de la Real Academia Española.


Aunque “no guste, en poesía hay que  hablar de generaciones y Ángel González fue uno de los grandes de la del 50, junto a Claudio Rodríguez”.

El ejercicio de la paciencia como  el propio Ángel González se encargó de aclarar, su poesía responde a que fue “larga y prematuramente adiestrado en el ejercicio de la paciencia y en la cuidadosa restauración de ilusiones sistemáticamente pisoteadas”. El comienzo de la Guerra Civil le sorprendió en Asturias. Tras la ruptura del cerco de Oviedo, su hermano decide marcharse a León,  donde fue detenido y fusilado por los falangistas. El otro hermano del joven Ángel se exilió y su hermana se quedó sin trabajo.
En 1955 presenta su primer libro, Áspero mundo, al Premio Adonais y recibe un accésit. Después le seguirían poemarios fundamentales como Sin
esperanza, con convencimiento (1961); Grado elemental (1961), Tratado de  urbanismo (1967), Breves acotaciones para una biografía (1971),
Prosemas o menos (1983), Deixis de un fantasma (1992) y su último libro,  Otoño y otras luces (2001).

Quise, a Susana Rivera


Quise  mirar el mundo con tus ojos

ilusionados, nuevos,

verdes en su fondo
como la primavera.

Entré en tu cuerpo lleno de esperanza

para admirar tanto prodigio desde

el claro mirador de tus pupilas.

Y fuiste tú la que acabaste viendo

el fracaso del mundo con las mías.
por Ángel González.

FRAGMENTO LITERARIO, DOS CANCIONES INÉDITAS PARA EL RECUERDO.

 AL ALBA

 Al alba,

llevas los bueyes al agua.
Soñando estaba contigo,
al alba,
que pasabas con tus bueyes,
cantando,
debajo de mi ventana.
Tu cantabas en mi sueño.
La canción me despertaba.
Tan bella cuando la oía
como cuando la soñaba.


 AS NARANJAS Y LA MAR.

Tiene naranjas la mar.

Las olas son verdes ramos,
La espuma es blanco azahar.
Y tus pechos, en la fronda
De las olas y la espuma,
Son dos naranjas saladas
Cuando te bañas desnuda.
Cuando te vayas desnuda,
Tiene naranjas la mar.


Letras de Ángel González para un proyecto con el tenor Joaquín Pixán.

Tomado de EL PAÍS de España.

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Angel González .

Muerte en el olvido.

” Yo sé que existo

porque tu me imaginas.

Soy alto porque tu me crees

alto, y limpio porque tú me miras

con buenos ojos,

con mirada limpia.

Tu pensamiento me hace

inteligente, y en tu sencilla

ternura, yo soy también sencillo

y bondadoso.

Pero si tú me olvidas

quedaré muerto sin que nadie

lo sepa. Verán viva

mi carne, pero será otro hombre

oscuro, torpe, malo

el que la habita. “
Angel González.

Palabra muerta, palabra perdida.

“Mi memoria conserva apenas solo

el eco vacilante de su alta melodía:

lamento de metal, rumor de alambre,

voz de junco, también

latido, vena.

Recuerdo claramente su erre temblorosa,

su estremecida erre suspendida

sobre un abismo de silencio y ámbar,

desprendiéndose casi

de la música oscura que por detrás la asía,

defendiéndose apenas

del cálido misterio que la alzaba en el aire

creando un solo cuerpo de luz y de belleza.

Luminosa y precisa,

yo la sentía en mi ser profundamente,

sabía su sentido,

descifraba sin llanto su mensaje,

porque acaso ella fuese

-o sin acaso: cierto-

la única palabra irrefrenable

que mi sangre entendía y pronunciaba:

una palabra para estar seguro,

talismán infalible

significando aquello que nombraba.

Como un perfume que lo explica todo,

como una luz inesperada,

su presencia de viento y melodía

hería los sentidos, golpeaba

el corazón,

estremecía la carne

con el presentimiento verdadero

de la honda realidad que descubría.

Pronunciarla despacio equivalía

a ver, a amar, a acariciar un cuerpo,

a oler el mar, a oír la primavera,

a morder una fruta de piel dulce.

Todo ocurría así, hasta que un día

la dije bien, y no entendí su cántico.

La grité clara, la repetí dura,

y esperé ávidamente,

y percibí, lejano, un eco inexplicable, infiel

reflejo

que en vez de iluminar, oscurecía,

que en vez de revelar, cubrió de tierra

la imprecisa nostalgia de su antiguo mensaje.

Cuando un nombre no nombra, y se vacía,

desvanece también, destruye, mata

la realidad que intenta su designio. “

Los dos últimos poemas tomados de:

El Poder de la Palabra – http://www.epdlp.com/

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Un poema.

NADA ES LO MISMO.

La lágrima fue dicha… //

Olvidemos

el llanto

y empecemos de nuevo,

con paciencia,

observando a las cosas

hasta hallar la menuda diferencia

que las separa

de su entidad de ayer

y que define

el transcurso del tiempo y su eficacia. /

 ¿A qué llorar por el caído fruto,

por el fracaso

de ese deseo hondo,

compacto como un grano de simiente? /

No es bueno repetirlo lo que está dicho.

Después de haber hablado,

de haber vertido lágrimas,

silencio y sonreíd: /

 Nada es lo mismo.

Habrá palabras nuevas para la nueva historia

y es preciso encontrarlas antes de que sea tarde. /

Publicado en, elalmadisponible.blogspot.com – Por Ana Pérez Cañamares.

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