lunes, 29 de junio de 2015

ÁNGEL DE LA GUARDA. / Medardo Arias S.

Ángel de la guarda.
Sé que aún,
aquel ángel delgado de pesadísimas alas,
viene en las noches, entra en mi casa, sin tocar,
para medirse mis ropas,
mientras duermo. Aquel saco del fondo del clóset,
le va bien;
también la bufanda para las noches frías,
mis zapatos sieteleguas.
Tiene la voz de una mujer;
sus ojos son, lo sé,
del mismo color de los cuchillos nuevos;
se va con la aurora,
dejando plumas en las ventanas
y ese olor de pájaro leal.
Hoy, sin embargo, me ha dejado
una pesada responsabilidad:
No sé qué haré con su espada de oro
en esta ciudad
donde escasean los justos.
MEDARDO ARIAS SATIZÁBAL.
Isla de Buenaventura, Colombia, 1956.

lunes, 22 de junio de 2015

DOS POEMAS DE LUIS FERNANDO AFANADOR.

Unas palabras en el cementerio de Montparnasse.
Para Alvaro Castillo.
Cuántas cosas han envejecido: París
y la revolución. Las mateadas
del Club de la Serpiente.
Las magas que quisimos.
Casi todos los amigos.


Contemplo las hojas del otoño, las flores
(siempre hay flores, me dicen) con las que
alguien, tal vez, hace figuras.


No se trata de nostalgias, tú lo entiendes.
A eso no se viene de tan lejos. Era
para hablar del unicornio
para decirte
que a pesar del sucio polvo de los días
todavía lo veo.


No es amor.
No es amor lo que buscamos
en la innombrable lucha de los cuerpos.
No es el amor, ni el olvido, ni la paz.
Es otra cosa. Tal vez una promesa, la certeza
de que alguien nos diga estaré ahí acompañandote
cerrándole los párpados.

LUIS FERNANDO AFANADOR.
Ibagué, Tolima, 1958.

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