Ha
transcurrido un mes. El tren cansado
entra
en la amplia estación, y yo, impaciente
por
contemplar de nuevo al ser amado,
me
meto en un vagón lleno de gente.
Busco
con la mirada diligente,
y
una vez que mi vista la ha encontrado,
a
riesgo de pasar por imprudente
logro
llegar de mi viajera al lado.
Se
anudan nuestras manos... mas el llanto
brota
en sus ojos, y una mueca en tanto
crispa
su labio delicado y rojo.
Y
yo, ansiando saber qué mal esconde,
-¿qué
tienes? -le pregunto. Y me responde:
-¡Un
cisco de carbón en este ojo!
VICTOR
MARTINEZ R.
Nació
y murió en Bogotá (1885 – 1953) Periodista.
No hay comentarios:
Publicar un comentario