ÉSA
ES SU VENTANA.
Allí
la espera el tiempo.
Tras
el cristal su rostro
invisible,
en silencio.
Me
mira, ciega y dulce,
con
los ojos abiertos.
La
noche está a mi lado,
su
ventana está lejos.
Alguien
la busca a veces
vestida
de negro,
joven
madre de luto,
flor
del viento.
Sus
manos rezan
sobre
su pecho.
Y
ella, niña, me mira
con
sus ojos viejos.
Y
yo la busco
dulce,
muerto.
TE
DESNUDAS IGUAL que si estuvieras sola
y
de pronto descubres que estás conmigo.
¡Cómo
te quiero entonces
entre
las sábanas y el frío!
Te
pones a flirtearme como a un desconocido
y
yo te hago la corte ceremonioso y tibio.
Pienso
que soy tu esposo
y
que me engañas conmigo.
¡Y
cómo nos queremos entonces en la risa
de
hallarnos solos en el amor prohíbido!
(Después,
cuando pasó, te tengo miedo
y
siento un escalofrío.)
NO
QUIERO PAZ, NO HAY PAZ,
quiero
mi soledad.
Quiero
mi corazón desnudo
para
tirarlo a la calle,
quiero
quedarme sordomudo.
Que
nadie me visite,
que
yo no mire a nadie,
y
que si hay alguien, como yo, con asco,
que
se lo trague.
Quiero
mi soledad,
no
quiero paz, no hay paz.
De:
La Señal (1951).
Jaime Sabines.
No hay comentarios:
Publicar un comentario