NO
QUIERO que te vayas,
dolor,
última forma
de
amar. Me estoy sintiendo
vivir
cuando me dueles
no
en ti, ni aquí, más lejos:
en
la tierra, en el año
de
donde vienes tú,
en
el amor con ella
y
todo lo que fue.
En
esa realidad
hundida
que se niega
a
sí misma y se empeña
en
que nunca ha existido,
que
sólo fue un pretexto
mío
para vivir.
Si
tú no me quedaras,
dolor,
irrefutable,
yo
me lo creería;
pero
me quedas tú.
Tu
verdad me asegura
que
nada fue mentira.
Y
mientras yo te sienta,
tú
me serás, dolor,
la
prueba de otra vida
en
que no me dolías.
La
gran prueba, a lo lejos,
de
que existió, que existe,
de
que me quiso, sí,
de
que aún la estoy queriendo.
De:
La voz a ti debida. (1933).
AMSTERDAM.
Esta
noche te cruzan
verdes,
rojas, azules, rapidísimas
luces
extrañas por los ojos.
¿Será
tu alma?
¿Son
luces en tu alma, si te miro?
Letras
son, nombres claros
al
revés, en tus ojos.
Son
nombres, se apagan, con latidos
de
luz de corazón. Universum.
Miro;
ya sé; ya leo:
Universum
cinema, ocho cilindros,
saldo
de blanco junto a las estrellas.
Te
quiero así inocente, toda ajena,
palpitante
en
lo que está fuera de ti, tus ojos
proclamando
las vívidas
verdades
de colores de la noche.
Las
comprasemos todas
cuando
se abran las tiendas, ahora mismo
-Universum
cinema-, cuando bese
las
luces de tu alma, sí, las luces,
anuncios
luminosos de la vida
en
la noche, entus ojos.
De:
“Fábula y signos” (1931).
¿POR
QUÉ TE entregas tan pronto?
(¡Nostalgia
de resistencias
y
de porfías robadas!)
Lo
que era noche es de día
bruscamente,
cual si a Dios,
autor
de luz y tiniebla,
se
le olvidara el crepúsculo
de
las dulces rendiciones.
Cierro
brazos, tú los brazos.
Huyo.
Y me esperas allí
en
ese refugio mismo
donde
de ti me escondía.
¡Facilidad,
mala novia!
¡Pero
me quería tanto!...
De:
“Presagios” (1924).
LA
DISTRAÍDA.
No
estás ya aquí. Lo que veo
de
ti, cuerpo, es sombra, engaño.
El
alma tuya se fue
donde
tú te irás mañana.
Aún
esta tarde me ofrece
falsos
rehenes, sonrisas
vagas,
ademanes lentos,
un
amor tu intención de ir
te
llevó donde querías,
lejos
de aquí, donde estás
diciéndome:
“aquí
estoy contigo, mira”.
Y
me señalas la ausencia.
De:
“Seguro azar” (1924 – 1928).
PEDRO
SALINAS.
Excelente blog, una maravilla poder contar con espacios como éstos, donde disfrutar de poesía de selección.
ResponderEliminarGracias, SANDRA.
ResponderEliminarMe gustaría conocer algo más de tí, de donde estas escribiendo, tienes blog, etc.
Abrazos, espero tenerte como lectora asidua.