PARA
VIVIR no quiero
islas,
palacios, torres.
¡Qué
alegría más alta:
vivir
en los pronombres!
Quitate
ya los trajes,
las
señas, los retratos;
yo
no te quiero así,
disfrazada
de otra,
hija
siempre de algo.
Te
quiero pura, libre,
irreductible:
tú.
Sé
que cuando te llame
entre
todas las gentes
del
mundo,
sólo
tú serás tú.
Y
cuando me preguntes
quién
es el que te llama,
el
que te quiere suya,
enterraré
los nombres,
los
rótulos, la historia.
Iré
rompiendo todo
lo
que encima me echaron
desde
antes de nacer.
Y
vuelto ya al anónimo
eterno
del desnudo,
de
la piedra, del mundo,
te
diré:
“Yo
te quiero, soy yo”.
De:
La voz a ti debida (1933).
AFÁN.
Para
no separarme
de
ti, por tu belleza.
Lucha
por
no quedar en donde quieres tú:
aquí,
en los alfabetos,
en
las auroras, en los labios.
Ansia
de
irse
dejando atrás
anécdotas,
vestidos, caricias,
de llegar
de llegar
atravesando
todo
lo
que en ti cambia,
a lo desnudo y a lo perdurable.
a lo desnudo y a lo perdurable.
Y mientras siguen
dando
vueltas y vueltas, entregándose,
engañándose,
engañándose,
tus
rostros, tus caprichos y tus besos,
tus delicias volubles, tus contactos
tus delicias volubles, tus contactos
rápidos
con el mundo,
haber llegado yo
haber llegado yo
al
centro puro, inmóvil, de ti misma,
y verte cómo cambias,
y verte cómo cambias,
-y
lo llamas vivir-
en todo, en todo si,
en todo, en todo si,
menos
en mí, dónde te sobrevives.
De:
La voz a ti debida. (1933).
¿REGALO,
DON, entrega?
Símbolo
puro, signo
de
que me quiero dar.
Qué
dolor, separarme
de
aquello que te entrego
y
que te pertenece
sin
más destino ya
que
ser tuyo, de ti,
mientras
que yo me quedo
en
la otra orilla, solo,
todavía
tan mío.
Cómo
quisiera ser
eso
que yo te doy
y
no quien te lo da.
Cuando
te digo:
“Soy
tuyo, sólo tuyo”,
tengo
miedo a una nube,
a
una ciudad, a un número
que
me pueden robar
un
minuto al amor
entero
a ti debido.
¡Ah!,
si fuera la rosa
que
te doy; la que estuvo
en
riesgo de ser otra
y
no para tus manos,
mientras
no llegué yo.
La
que no tendrá ahora
más
futuro que ser
con
tu rosa, mi rosa,
vivida
en ti, por ti,
en
su olor, en su tacto.
Hasta
que tú la asciendas
sobre
su deshojarse
a
un recuerdo de rosa,
segura,
inmarcesible,
puesta
ya toda a salvo
de
otro amor u otra vida
que
los que vivas tú.
De:
La voz a ti debida. (1933).
LA
FORMA de querer tú
es
dejarme que te quiera.
El
sí con que te me rindes
es
el silencio. Tus besos
son
ofrecerme los labios
para
que los bese yo.
Jamás
palabras, abrazos,
me
dirán que tú existías,
que
me quisiste: jamás.
Me
lo dicen hojas blancas,
mapas,
augurios, teléfonos;
tú,
no.Y estoy abrazado a ti
sin
preguntarte, de miedo
a
que no sea verdad
que
tú vives y me quieres.
Y
estoy abrazado a ti
sin
mirar y sin tocarte.
No
vaya a ser que descubra
con
preguntas, con caricias,
esa
soledad inmensa
de
quererte sólo yo.
De:
La voz a ti debida. (1933)
PEDRO
SALINAS.
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