Es simple:
coger la fruta,
doblar el codo,
apretar sin fuerzas,
hincar los dientes
y lenta, sabrosa
mente,
quedar/con la lengua
oscura, estremecida, empapada
por el sabor de la muerte.
APUNTE.
Llegaron los hombres: uno, viejo,
la barba toda casi cana
y, sin embargo, negra
en algunos puntos; otro, joven
oo agraz como el sol o la uva
-edades hay que acabarán
por confundirse con la vida-
y otro más, niño,
llegaron al parque
a recoger hojas
esta mañana.
LENTAMENTE.
El pájaro posa
la pata izquierda
y luego la pata
derecha en la rama.
Una hoja cae,
cruza volando.
Y un estallido, fugaz
como la vida misma,
teje la luz clara
entre la rama
vibrante
por el salto del ave
y la mancha ciega
de su grito mortal.
Mario Jursich Durán.
Nació en Valledupar, Cesar, en 1964.
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