Señor,
Que ante el peso de tu compremsión se arrodillen,
te veneren y te pidan perdón mis palabras.
Señor,
Ya lo he comprobado, no debo entrar en mí,
Porque cuando entro a la madriguera
abandonada por el tigre, el arroyuelo de aguas
turbias, al solar sediento de almendros, al
callejón despoblado de luz de luna, al jardín sin
rumor
de heliotropos, al mar descalzo de olas
y
espumas que soy, padezco (o gozo) la intensión
(no
sé si sana o insana) de ofrecerte en rito
solemne
el barro indeciso del que estoy hecho,
a
cambio de un poco de inocencia.
PSALMO
DEL TAMBOR
Señor
En
esta noche
que
es recital de tambor
que
con áspera tristeza
resucita
fieras del pasado
y
apaga luces en callejones
que
se empozan
en
las heridas de un hombre.
Señor
En
esta noche de piano y flauta
el
deseo vivaz que soy
te
suplica: hazme gusano
para
que cuando esa hembra muera
yo
pueda hacer una fiesta
devorando
el
temblor cereza de sus pechos.
Nació
en Valledupar, Cesar, en 1962.
No hay comentarios:
Publicar un comentario