jueves, 14 de febrero de 2013

POEMAS DE AMOR NO CORRESPONDIDO.

Bueno, al menos hay chocolate, y poemas.
HUYEN DE MÍ.
(“They Flee from Me”)

Huyen de mí esos que alguna vez me buscaban
Con el pie desnudo, acechando en mi cámara.
Los he visto amables, dóciles y mansos,
Esos que ahora son salvajes y no los recuerdo
Esos que alguna vez se pusieron a sí mismos en peligro
Para tomar el pan en la mano, y ahora se extienden,
Buscando afanosamente un cambio continuo.

Agradecido de este sino que de haber sido de otra manera
Veinte veces mejor, pero una vez en especial,
Ataviado finamente para después en una apariencia agradable,
Cuando su vestido suelto de sus hombros cayó,
Y ella me cogió en sus brazos largos y pequeños;
Y con eso, dulcemente me beso
Y dijo en voz baja: "Querido corazón, ¿cómo te gusta esto?

No era un sueño: yacía en un despertar despejado.
Pero todo volvió en perfecta mi dulzura
En una manera extraña de abandono;
Y me he dejado llevar de su bondad,
Y ella también, utilizó el hacerse deseosa.
Pero desde que tan amablemente me sirvió
Yo de buena gana sabría lo que ella tiene merecido.
Sir Thomas Wyatt, 1503–1542. Inglaterra. Renacimiento.
Un poema acerca de estar rodeado de amor pero nunca realmente lo acogen. Wyatt recuerda los muchos amantes que solían visitar a su cama, pero ¡no más! Una gran tristeza marca e impregna las líneas del poema.
 
SOÑÉ QUE ERA VIEJO.
(I Dreamed That I Was Old)

Soñé que era viejo: en añeja decadencia
Amainado desde mi juventud, cuando la compañía
Era mía, la agilidad del gato, y el verde una invención
Antes que el tiempo se llevara mis frondosas horas .

Mi sabiduría, maduro con la ruina del cuerpo, que se encuentra
En sí como una recompensa áspera por lo perdido
A un falso cambio: desde la sabiduría de la tierra
No tiene ningún apocalipsis o Pentecostés.

Lloré por mi juventud, dulce pensamiento de un joven apasionado,
Y las mujeres acogedoras muertas a mi lado
Una vez yacía: Lloré con añoranza amarga, para no
Recordar cómo en mi juventud lloré.
Stanley Kunitz 1905–2006.
Kunitz, como muchos de nosotros, tiene miedo de envejecer. Parece creer que la juventud es más preciosa que la sabiduría. A medida que el poema avanza, también queda claro que él tiene miedo de perder a alguien cercano a él. Al final, parece arrepentido de su propia situación y de la nuestra también.
 
QUITA, OH QUITA ESOS LABIOS.
(Take, Oh Take Those Lips Away)

Quita, oh quita esos labios ,
A los que tan dulcemente había renunciado,
Y esos ojos: el despuntar del día,
Luces que a la cierva engañan en la Mañana;
Pero mis besos de nuevo llevan, llevan de nuevo,
Sellos de amor, pero sellados en vano , sellados en Vano.
Por William Shakespeare, 1564–1616. Inglaterra. Renacimiento.
Un poema corto acerca de no confiar en el amor bastante pero con ganas de todos modos.

DEL DOCTOR BEBIDA, N º 1.
(from Doctor Drink, #1)

En el trigésimo año de vida
Me llevé mi corazón para ser mi esposa,

Y como he vuelto a la cama por la noche
Tengo mi corazón para mi deleite.

Ni otro corazón podrá alejarte mía,
En los cambios de mi corazón como cambiar,

Y está obligado, y soy libre
Y con mi muerte se muere conmigo.
J. V. Cunningham. 1911–1985
El narrador de este poema no se engorda con amor. Él simplemente no lo necesita para ser feliz. Si estás satisfecho sin una relación en este Día de San Valentín, entonces este poema es para ti.

LA BALADA DEL MASTURBADOR SOLITARIO.

(The Ballad of the Lonely Masturbator)

El final del asunto siempre es la muerte.
Ella es mi taller. Ojo escurridizo,
fuera de la tribu de mi mismo aliento
te encuentras desaparecido. Me horrorizan
los que están cerca. Estoy harta.
De noche, sola, me caso con la cama.

Dedo a dedo, ahora es mía.
Ella no está demasiado lejos. Ella es mi encuentro.
La taño como a una campana. Me recline
en la glorieta donde solías montarla.
Me hiciste tuya sobre el edredón floreado.
De noche, sola, me caso con la cama.

Tomemos, por ejemplo, esta noche, amor mío,
que cada pareja se reúne
con un vuelco conjunto, por debajo, por encima,
el abundante par en esponja y pluma,
hincándose y empujando, cabeza a cabeza.
Por la noche, sola, me caso con la cama.

Explota mi cuerpo, de esta manera,
un milagro molesto. ¿Podría yo
poner el mercado de los sueños en la pantalla?
Estoy muy dispersa. Crucificada.
Mi pequeña ciruela es lo que dijiste.
De noche, sola, me caso con la cama.

Entonces mis ojos negros llegaron de rivales.
La dama del agua, en creciente en la playa,
un piano en la punta de los dedos, vergüenza
en los labios y el parlamento de una flauta.
Y yo era la escoba patizamba entonces.
De noche, sola, me caso con la cama.

Ella te agarró como se toma una mujer
como un vestido de saldo de un estante
y yo me rompí como se rompe una piedra.
Te devuelvo tus libros y tu caña de pescar.
El periódico de hoy dice que estás casado.
De noche, sola, me caso con la cama.

Los muchachos y las muchachas son una noche.
Ellos se desabrochan las blusas. Ellos descomprimen las moscas.
Se quitan los zapatos. Apagan la luz.
Las criaturas resplandecientes están llenas de mentiras.
Ellos se están comiendo unos a otros. Ellos están sobrealimentadas.
De noche, sola, me caso con la cama.
Anne Sexton. 1928–1974.
La narradora de este poema no tiene ese "alguien especial". Afortunadamente, ¡ella no parece necesitar a nadie! ¿Esta ella sola, o con suerte?
Selección y comentarios por: Chris Richards.

Traducción Literal del inglés por: J. DIEGO AMOROZ E.®♥
Fuente: Fundación para La Poesía (U. S.) 

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