El mar es un olvido,
Una canción, un labio;
El mar es un amante,
Fiel respuesta al deseo.
Es como un ruiseñor,
Y sus aguas son plumas,
Impulsos que levantan
A las frías estrellas.
Sus caricias son sueños,
Entreabren la muerte,
Son lunas accesibles,
Son la vida más alta.
Sobre espaldas oscuras
Las olas van gozando.
De: Donde habita el Olvido, 1934.
JUVENTUD.
¿Es más bella la hoja
Verde, que su deseo?
¿Luz estival de oro,
O nimbo de embeleso?
Mejor que la palabra,
El silencio en que duerme.
No la pasión: el sueño
A dende está latente.
Al ser irreductible,
La noche primitiva
Prefiere; las futuras
Criaturas divinas.
Esa indecisa gracia
Tan pura de la fuente,
No el mar; y esa sonrisa
Que el amor antecede.
No el arco triufante
De meta conseguida:
La inicial misteriosa
Y eterna de la vida.
De: Como quien espera el alba, 1947.
EL PRISIONERO.
Atrás quedan los muros
Y las rejas, respira
La libertad ahora,
A solas con tu vida.
Como nube en el aire,
Como luz en el alba,
Mira la tierra toda
Abierta ante tu planta.
Más libertad sin nadie
Ganaste, y te parece
Victoria desolada,
Figura de la muerte.
De: Vivir sin estar vivviendo, 1944 – 1949.
Luis Cernuda.
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