viernes, 21 de diciembre de 2012

POEMAS DE ADAM ZAGAJEWSKI. "DESEO" IV.

CASTILLO.
Los guardias gritaron en un incomprensible dialecto gutural de una tribu montañesa.
Se abrían y cerraban las ventanas venecianas.
Largas limusinas vinieron y se fueron.
Quizá en el palacio alguien se estaba muriendo.
Una negra bandera apareció y retrocedió como la lengua de una víbora.
Golondrinas y salmos enloquecían de desasosiego...
Pero ¿de quién se podía tratar si el castillo estaba vacío desde hacía mucho tiempo, a merced de los murcielagos y de la ironía?
Y no obstante todo indicaba que alguien se estaba muriendo en el palacio.
Era evidente que allí
aún seguía habiendo vida.

ALLÍ DONDE EL ALIENTO.
Está solo en el escenario
sin ningún instrumento.


Se pone la mano en el pecho
allí donde nace el aliento
y donde se apaga.


No son las manos que cantan,
ni tampoco el pecho.


Canta lo que está callado.

HUMO.
Hay un exceso de elegías, de memoria.
Huele a heno, una garceta
vuela indecisa sobre el prado.
Sabemos sepultar a los muertos.
No queremos matar.
Pero los intensos momentos de resplandor
se escapan a nuestros encantos.
En mi habitación se apilan sueños
apretujados como alfombras
en una tienda oriental, sofocante,
y ya no hay sitio para nuevos poemas.
El corzo no corre,
intenta adivinar el futuro.
Nadie sabe venerar a los dioses.
Una oración enfurecida es más poderosa.
Las flores de los tilos, una herida abierta.
El humo se eleva sobre las ciudades planas
y el silencio irrumpe en nuestras casas,
en nuetras casas irrumpe la luna llena...
Adam Zagajewski.
Poemas extraídos del texto: “Deseo”.

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