martes, 1 de mayo de 2012

POESÍA DE WISLAWA SZYMBORSKA III.


DE  FÍN Y PRINCIPIO. (1993).
EL CIELO.
Por ahí habría que haber empezado por el cielo.
Ventanas sin alféizar, sin marco, sin cristales.
Un hueco, nada más que un hueco,
pero abierto de par en par.

No tengo que esperar una noche clara
ni levantar la cabeza
para mirar el cielo.
Lo tengo a mis espaldas, a mano, en mis párpados.El cielo me envuelve por completo
y me alza en el aire.

Ni las montañas más altas
están más cerca del cielo
que los valles más profundos.
No hay más cielo en un lugar
que en otro.
Tan implicablemente aplastada esta la nube
por el cielo como la tumba.
Tan en las nubes está el topo extasiado
como las lechuzas que agita sus alas.
Aquello que cae al abismo
cae también del cielo al cielo.

Arenosas, fluidas, rocosas
inflamadas y volátiles
extensiones de cielo, migajas de cielo,
bocanadas y montones de cielo.
El cielo está omnopresente
incluso en las tinieblas bajo la piel.

Como cielo, defecto cielo.
Soy trampa entrampada
habitante habitado
abrazado abrazo
pregunta en respuesta a una pregunta.

La división en el cielo y tierra
no es la forma adecuada
de pensar en este todo.
Permite tan sólo sobrevivivr
bajo una dirección más exactamentepara ser encontrada con más rapidez
si alguien me buscara.
Mis señas personales
son el entusiasmo y la desesperación.
(Traducción: David Carrión S.)

A ALGUNOS LES GUSTA LA POESÍA.
A algunos,
es decir, no a todos.
Ni siquiera a lso más, sino a los menos.
Sin contar las escuelas, donde es obligatoria,
y a los mismos poetas,
serán desde cada mil personas.

Les gusta,
como también les gusta la sopa de fideos,
como les quitan los cumplidos y el color azul,
como les gusta la vieja bufanda,
como les gusta salirse con la suya,
como les gusta acariciar al perro.

La poesía,
pero que es la poesía.
Más de una insegura respuesta
se ha dado a esta pregunta.
Y yo no sé, y sigo sin saber, y a esto me aferro
como a un oportuno pasamanos.
(Traducción: Gerardo beltran, David Cantón, Abel Murcia.)

NADA EN PROPIEDAD.
Nada en propiedad, todo prestado.
Estoy empeñado hasta el cuello.
Tendre que liquidar la deuda
entregándome a mí misma.

Así está establecido:
devolver el corazón,
devolver el hígado,
y cada uno de los dedos.

Es tarde para cambiar las cláusulas del contrato.
Me harán pagar la deuda
junto con mi piel.

Ando por unj mundo repleto de deudores.
Sobre unos pesa
el embargo de las alas.
Otros, quieran o no,
declarán las hojas.

Cada tejido nuestro
está en el debe.
Ni una pestaña, ni una ramita
podrá ser conservada para siempre.

Hasta el último detalle está inventariado,
y todo parece indicar
que hemos de quedarnos sin nada.

No logro recordar
dónde, cuando y para qué
permití que me abrieran
esta cuenta.

La protesta contra eso
es lo que llamamos alma.
Y es esto lo único
que no está en el inventario.
(Traducción: Katarzyna Moloniewacz).

WISLAWA  SZYMBORSKA.  


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