miércoles, 2 de mayo de 2012

POESÍA DE GERARDO DIEGO.


PRELUDIO.
Las cosas están absortas,
las cosas están calladas
y densamente gravita
la vida sobre las almas.

Vuelan rápidas las nubes,
barridas por bruscas ráfagas,
y una paloma va y viene,
temblorosa y alocada.

Trae el viento como un sueño
lejano son de campanas.
El ambiente se satura
de humedades de borrasca.

Las cosas están absortas,
las cosas están calladas,
como aguardando el milagro,
como esperando la gracia.

Una gota prematura
me ha salpicado la cara.
Y como esa niña enfrente
que cuida y mima sus plantas,
yo también en mi balcón
expongo mi triste alma
-que se me muere de sed-
para que se empape de agua.

QUÍMICA.
Poeta, tu dolor de amor
dánoslo en un solo verso.
En el átomo menor
está todo el universo.

La lágrima que rezuma
es todo el goce de amor.
En la gota de la espuma
vive el misterio del mar.

Aprende a mirarlo todo.
Lo grande está en lo pequeño.
Y a veces se abre en el lodo
-flor del infinito- el sueño.

El pájaro es la ilusión
y la estrella, la esperanza,
el paisaje del balcón
que se pierda en lontananza.

Tienes en tu mano el mundo
con solo saberlo ver.
El siglo está en el segundo
y el mañana en el ayer.

Conténtate con lo poco
y poetiza lo vulgar.
La gente dirá: “es un loco,
un pobre loco de atar”.

Tú ríete de la gente,
y en lo que tienes medita.
El cosmos cabe en tu frente
cual la fruta en la pepita.

Luego sobrio, austero, parco,
da a tu pensamiento forma.
Y no te cuides del marco.
Sea “desnudez” tu norma.

Danos el brote, la yema,
que es darnos el universo.
Cántanos todo el poema
-infinito- en solo un verso.

LOS POETAS SABEN.
Los poetas saben muchas cosas,
piedras raras, extrañas flores.
Y en mi jardín no hay más que rosas,
rosas blancas y de colores.

Yo no me atrevo a hacer poesía.
Mi ajuar irrisorio es tan pobre.
Mi hacienda se gasta en un día
como una moneda de cobre.

Remotas memorias fragantes
de lejanos mayos floridos.
Y un puñado de consonantes
para hacer versos doloridos.

La novia imposible y soñada.
Un dolor de renunciación.
Y una música sepultada
en el fondo de mi corazón.

La ventaja del pobre es esta:
que nadie le puede robar.
Mi poesía es torpe y modesta.
Oh, no me la podréis quitar.

GERARDO DIEGO.
  
Gerardo Diego Cendoya (Santander, Cantabria, 3 de octubre de 1896 – Madrid, 8 de julio de 1987) fue un destacado poeta y escritor español perteneciente a la llamada Generación del 27.
Representó el ideal del 27 al alternar con maestría la poesía tradicional y la vanguardista, de la que se convirtió en uno de los máximos exponentes durante la década de los años veinte. Su obra poética sigue, pues, estas dos líneas.

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