La
relación unilateral entre vosotras y yo
no
va mal del todo.
Sé
qué es una hoja, un pétalo, una espiga, una piña, un tallo
y
qué os pasa en abril y en diciembre.
Aunque
mi curiosidad no es correspondida,
sobre
algunas me inclino con especial atención,
y
ante otras levanto la cabeza.
Tengo
nombres para vosotras:
arce,
cardo, narciso, brezo,
enebro,
muérdago, nomeolvides,
y
vosotras no tenéis ninguno para mí.
Hacemos
el viaje juntas.
Y
durante los viajes, se habla, ¿no?
Se
intercambian algunas opiniones al menos sobre el tiempo
o
sobre las estaciones que pasan volando.
No
faltarían temas porque nos unen muchas cosas.
La
misma estrella nos tiene a su alcance.
Proyectamos
sombra según las mismas leyes.
Intentamos
saber cosas cada una a su manera
y
en lo que no sabemos también hay semejanza.
Lo
aclararé como pueda, preguntadme y ya está:
que
es mirar a los ojos,
para
qué me late el corazón
o
por qué mi cuerpo no echa raíces.
Pero
contestar a preguntas nunca hechas,
si,
además, una es
para
vosotras tan nadie.
Musgos,
bosques, prados y juncales,
todo
lo que os digo es un monólogo
y
las que escucháis no sois vosotras.
La
conversación con vosotras es necesaria e imposible.
Urgente
es una vida apresurada
y
aplazada hasta nunca.
Traducción:
Carlos Marrodán Casas.
De: Poemas Nuevos.
WISLAWA
SZYMBORSKA.
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