lunes, 25 de noviembre de 2013

POEMAS DE JULIO ARBOLEDA.

Gonzalo de Oyón

(fragmentos)

 
PUBENZA

Dulce como la parda cervatilla,

Que el cuello tiende entre el nativo helecho,
Y a la vista del can, yace en acecho,
Con sus ojos de púdico temor;
Pura como la cándida paloma
Que de la fuente límpida al murmullo,
Oye, al beber, el inocente arrullo,
Primer anuncio de ignorado amor;
 
Bella como la rosa, que temprana,
Al despuntar benigna primavera,
Modesta ostenta, virginal, primera,
Su belleza en el campo, sin rival;
Tierna como la tórtola amorosa,
Que arrulla viuda, y de su bien perdido
La dura ausencia en solitario nido
Llora, y lamenta su incurable amor;
 
Brillante como el sol, cuando refleja
Sus rayos el cristal de la montaña,
Si ni la lluvia, ni la nube empaña
Su naciente purísimo esplendor;
Majestuosa cual palma que se eleva,
Y ostenta en la vastísima llanura
Su corona imperial y su hermosura,
Desafiando el rayo del Señor.
 
Pero en su frente pálida vagaban
El dolor y la negra pesadumbre,
Y de sus ojos la apacible lumbre
Empañaba una lágrima fugaz;
Y la vida arrastraba silenciosa
Devorando su mísero tormento,
Porque al alma gentil ¡ay! ni un momento
Otorgó Dios de plácido solaz.
 
He aquí a Pubenza; en ella el alma, todo
Respira amor, pureza y hermosura;
El hechizo en sus ojos, la dulzura
Vaga sobre sus labios de clavel;
Juega el blando placer modestamente
Con las esbeltas formas de la indiana;
India en amar, en resistir cristiana,
Era en su pecho la virtud dosel.

Nunca te hablé
 
Nunca te hablé... Si acaso los reflejos
de tus ojos llegaron desde lejos
mis fascinados ojos a ofuscar,
de tu mirada ardiente, aunque tranquila
no se atrevió mi tímida pupila
los quemadores rayos a encontrar.
 
Nunca en mi oído resonó tu acento:
si de tu labio el vivo movimiento
y tu expresión angélica admiré;
al contemplar tu gracia y tu belleza,
oculta entre mis manos mi cabeza,
tus atractivos mágicos burlé.
 
Eres un sueño para mí.A la lumbre
del teatro, entre densa muchedumbre,

tus seductoras formas descubrí;
mas si evité tu acento y tu mirada,
quedóse en mi alma la impresión grabada
de la mujer fantástica que vi.
 
Y desde entonces, aunque de ti me alejo,
mi memoria de fuego es el espejo
do tu imagen se viene a reflejar:
y goza mi rebelde pensamiento
en darle vida, en inspirarle acento,
ay! y en idolatrarla a mi pesar.

 
Quizá será mejor! En el misterio
la mujer, como Dios, tiene su imperio
y la duda alimenta al corazón...
No rasgue el velo mi profana diestra
que oculta a la mujer y al ángel muestra
y me deja en poder de mi ilusión!
 
Tiemblo al quererte oír. Deja que tema,
porque acaso tu acento también quema
y a consumir mi corazón vendrá;
mi corazón por el dolor gastado,
que, a un oscuro rincón ya relegado,
entre ceniza y lágrimas está.
 
Porque, a la luz y a la belleza esquivo,
yo, como el búho, en los escombros vivo
de las pasiones que por fin vencí.
Y en mi lóbrego albergue estremecido sólo aspiro
a la paz que da el olvido,
ya que el amor y el mundo huyen de mí.
 
Y jamas te hablará. Pero consiente
que aquí estas líneas dejé reverente
en señal, no de amor, de admiración.
Las escribo sin fe, sin esperanza,
aunque, donde el cariño no se alcanza,
alcánzase el desprecio u el perdón.

Julio Arboleda (1817 - 1862)

Julio Arboleda Pombo, nació en Timbiquí, Cauca, el 9 de junio de 1817 y murió en Sierra de Berruecos, Nariño, el13 de noviembre de 1862. Fue un abogado, orador, poeta, militar, periodista, político, diplomático, parlamentario, académico, dramaturgo y estadista colombiano. (Wikipedia)
 
Fuente: Antología de la Poesía Colombiana.
 

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