POR
EL ATAJO.
¡CIELO
Y MAR!
“No
te aflijas, Peñaranda, que tu
plata
no está emperdida”
FELIPE
II.
¡Cielo
y mar, cielo y mar!... Indiferente
me
tumbo en un sillón hecho un lingote,
por
que si voy del camarote al puente
turno
con más spleen al camarote.
Si
a lo menos inesperadamente
surgiese
allá en el mar, en el molote
del
hoscomar, -eterno delincuente-
¡la
blanca vela triangular de un bote!...
La
blanca vela, un farallón, un faro
y...¡cualquier
cosa en este desamparo!...
Más
de improviso, linda y fachendosa,
cruza
una camarera...-¿De manera
que
aquí tenemos una camarera?...
¡Caramba!...
Ya la cosa es otra cosa
A
MI CIUDAD NATIVA.
“Ciudad
triste, ayer reina de la mar”
J.
M. De Heredia.
Noble
rincón de mis abuelos: nada
como
evocar, cruzando callejuelas,
los
tiempos de la cruz y de la espada,
del
ahumado candil y las pajuelas...
Pues
ya pasó, ciudad amurallada,
tu
edad de folletín... Las carabelas
se
fueron para siempre de tu rada...
-¡Ya
no viene el aceite en botijuelas!
Fuiste
heroica en los años coloniales,
cuando
tus hijos, águilas caudales,
no
eran una caterva de vencejos.
Más
hoy, plena de rancio desaliño,
bien
puedes conspirar ese cariño
que
uno les tiene a sus zapatos viejos...
A
UN PERRO.
“Todo
es igual y lo mismo”
FENELON.
¡Ah
perro miserable
que
aún vives del cajón de la bazofia,
las
sorpresas del palo de la escoba!
¡Y
provocando siempre
que
huertas en el cajón pleno de sobras
-como
cualquier político- la triste
protesta
estomacal de ávidas moscas!
Para
después ladrarle
por
las noches, bien harto de carroña,
-como
cualquier político- a la luna,
creyendo
que es algún queso de bola...
¡Ah,
perro miserable,
que
humilde ocultas con temor la cola,
-como
cualquier político del día-
¡y
no te da un ataque de hidrofobia!
Luis
Carlos López.
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