lunes, 29 de agosto de 2016

DOS POEMAS DE JESUS ESCOBAR CAMPUZANO.

MI MUELA.

A esta muela que ha tiempo me atormenta,
que el sueño mismo y la quitud me quita;
a esta muela infernal, muela maldita,
más furiosa y más cruel que una tormenta.



Me voy al punto a que le pidan cuenta,
y si veinte gatillos necesita,
veinte haré que le den, hasta que ahíta
arroje al suelo a su raíz sangrienta.



Por fin a casa del dentista llego
a pedirle por Dios que se conduela,
ciego de rabia y del dolor ya ciego.



-¿Quiere usted que le saque alguna muela?
(mostrándome el gatillo) -No, don Diego,
yo vengo... a que me preste su candela.

AUTORRETRATO.

Visto de freny como el conejo,
flaco, patiestevado y vivaracho;
soy un viejo con cara de muchacho,
un ave muy común: un tominejo.



De haber nacido rico no me quejo
(aunque al taller de préstamos me agacho),
pero si me lamento de un empacho
que me tiene más seco que un cangrejo.



Soy poeta ramplón y estrafalario
(si poeta se llama aquel coplero
que con versos no gana su salario).



Y sin que alguien me diga que exagero
soy un lobo feroz y sanguinario
con ropaje de místico cordero.

JESUS ESCOBAR CAMPUZANO. (1852 - 1924).

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