jueves, 3 de agosto de 2017

TRES POEMAS DE ARMANDO.

HUIR.

Son todos parientes, la mesa está servida,
comienza la cena del cadalso:
coman de afuera hacia adentro y
no se enojen.

Formaban una fila, venían de lejos,
bebían aguardiente e
intentaban morir susurrando.

Que tal o cual día escaparíamos,
no ons darían de comer,
adelante, ha llegado el momento,
podemos huir.

DESPIADADO.

El gemido de muros retorcidos.
Costa aniquilada.
No esperes ayuda detrás de los arbustos.

En el sendero negro el grito,
o una mueca carbonizada:
sonidos despiadados.

¿Hay contacto con tierra firme?

Se aproxima el campo de tiro,
redoble de ráfagas conforma el blanco.
Asaltan la colina por el terraplén de la vía
y encuentran tierra rasa.

SATISFECHO.

Estará satisfecho hasta sangrar, se
ha flagelado, solo
quiere hacer penitencia,
quedar satisfecho tal vez.

Lo llaman el monarca del declive,
hablaba la lengua de los recintos siniestros
y creó la rueda inepta.

Ha fuego fatuo, ni trampa

Ha de hacer penitencia y
quedará satisfecho.

ARMANDO (1929).

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